Por Pablo J. Gasc
La ciudad de Santiago está recuperando de a poco esos espacios maravillosos y cálidos, con sabor a nostalgia y antaño. Es cosa de poner atención y aparecen. De esta manera, y por esas casualidades de la vida, me encontré con el Café Los Naranjos, un agradable espacio que lleva poco más de tres años funcionando siendo atendido por su dueño, en medio de un barrio residencial en Las Condes. El lugar es acogedor y está decorado con gusto y finura. Con el tiempo de mi lado, entré a vitrinear a ver si había alguna cosita que pudiera pedir para capear la espera. Para mi sorpresa, me encontré con una vitrina repleta de delicias, y sin querer empecé a conversar con Alexis Seguel Flores, su propietario.
¿Qué fue lo que te llevó a colocar una cafetería?
“La cafetería la inicié prácticamente por necesidad y sin saber que terminaría en esto – me respondió rápidamente – Estudie comunicación audiovisual, una carrera demasiado inestable laboralmente (al menos así fue mi caso). Dentro de uno de esos periodos de cesantía, comencé a vender tartas de nueces y pie de limón por la puerta de mi casa, al poco tiempo me estaba yendo súper bien, incluso mejor de lo que ganaba en el medio audiovisual. Mis clientes fueron los que me incentivaron, y de cierta forma han moldeado el negocio. Creo que es fundamental escuchar a los clientes y sus necesidades. Ellos tenían razón, en ese momento me di cuenta que esto debía tomarlo en serio, y proyectarme hacia una microempresa”.
¿Qué fue lo más difícil en el comienzo?
“Lo más difícil fue encontrarme cesante, con 7 mil pesos en el bolsillo sin tener la seguridad de lo que hacía, ya que como había estudiado una carrera, pensaba que ese era mi destino de cierta forma. En ese momento, un poco confundido, fue cuando decidí emprender con la poca plata que tenía. Compré los materiales para hacer tartas, tome un trozo de tabla e hice un precario pero atractivo letrero que colgué en la puerta de mi casa. Poco a poco comencé a vender, y lo mejor es que la gente volvía. En eso momento me di cuenta que esto iba en serio y no lo podía dejar pasar”.
¿Cómo decides el tipo de productos que ofreces?
“Principalmente mi clientela, y el concepto de cafetería lleva productos que son infaltables para acompañar un té, un café o chocolate caliente. Productos como muffins, brownies, galletas, magdalenas, donuts, croissant, etc., también vendo helados artesanales, jugos naturales y sándwiches”.
“En este momento trabajo con la marca de café italiano Lucaffe, y esta semana integro Marley Coffee, que es un café de origen orgánico. En cuanto al bakery trabajo con productos españoles que los distribuye Artebianca”.
¿Cómo definirías tu clientela?
“Tengo todo tipo de clientes, desde abuelitos y abuelitas hasta niños, pasando por todas las edades. También puedo mencionar dos tipos de clientes, los que piden cosas para llevar y los que prefieren consumir en el local que son principalmente mujeres y parejas de adultos jóvenes”.
Lugares como el Café Los Naranjos no son nuevos en la tradición nacional, están volviendo a aparecer como el Ave Fénix. Nuestro gusto por las cafeterías de estilo europeo nos hacía encontrar en estos salones un espacio agradable y hogareño, algo íntimo. Su existencia se debe mantener, ya que son un remanso en medio de una estresada cotidianeidad.
Fuentes :
RedBakery