La Ermita: Lo Chileno a nivel Delicatessen

La calidad acompañada de una muy buena presentación. Es uno de los sinónimos de delicatessen, del saber hacer con particularidad, con un toque de exclusividad. Conozcamos más de esta fina repostería familiar y heladería ubicada en Vitacura, que pone a los ingredientes chilenos en un lugar de privilegio.

Felipe Andrés Valdivia de la Sotta, nos recibe con un verdadero banquete de delicias dulces y nos invita a conocer el corazón de la Ermita. Así comprendemos entonces por qué esta joven pastelería es comentario obligado a la hora de hablar de delicias que rememoren el placer chileno de pasadas décadas. Aquí les mostramos este lugar deslumbrante.

La Ermita, Repostería Familiar y Heladería, ¿Cómo nace el proyecto?

En Enero del 2014, mi hermano Juan Pablo, me invitó a comer a uno de sus restaurantes. Después de algunos tragos y a propósito de una pregunta sobre mi trabajo, me propuso hacer “algo” juntos, una pastelería. Al día siguiente y con mayor claridad que la noche anterior, le pregunté sobre nuestra conversación, nos juntamos un par de veces más esa semana y tomamos la decisión, tendríamos una Pastelería y Heladería. Renuncié a mi trabajo a fin de mes, para embarcarme por completo en el proyecto y comenzamos a darle forma. Más tarde se sumó Javiera, una prima nuestra que le gustó mucho el proyecto y que quiso ser parte.

Trabajamos mucho en nuestra propuesta, necesitábamos crear un concepto que nos acomodara y permitiera diferenciarnos. Así nació la idea de “cocina casera con gusto chileno” y nos propusimos ofrecer todas las cosas dulces que nos gustaría encontrar en un lugar como La Ermita: productos de primera calidad, ofrecidos en un ambiente acogedor con una atención personalizada y una carta atractiva para un público mayoritariamente chileno.

Obviamente, crearlo y transmitirlo a nuestros futuros clientes, no sería fácil y requería alinear todo bajo esta idea. Encontramos el local preciso y lo remodelamos por completo. Creamos el logo, la bautizamos y empezamos a equiparla. Comenzamos a trabajar en la Carta, incorporamos a nuestras primeras pasteleras, sacamos todos los permisos y abrimos por primera vez el 24 de Diciembre del 2014.

Desde entonces, nos hemos descansado un minuto y gracias a la conformación de un equipo de trabajo enamorado del proyecto, y a un mejoramiento continuo de todos nuestros procesos, hemos logrado crecer sostenidamente. No ha quedado nada al azar, nos hemos preocupado de todo y ese esfuerzo ha sido premiado con la fidelidad de nuestros clientes. Aún nos falta mucho por hacer, crecer, mejorar e ideas por realizar. Sin embargo, en estos casi dos años hemos logrado posicionarnos como una alternativa real para nuestro público, permitiéndonos seguir soñando con nuestro proyecto.

Pastelería y Heladería casera con sabor chileno, ¿Cómo surge este concepto?

Emprender no es fácil, tomar la decisión es sólo el primer paso de algo que no sabes cómo o dónde terminará. Implica desarrollar el concepto desde cero, es decir, hacerte y responder todas las preguntas que no sólo definirán tu proyecto por completo, sino que también determinarán en gran parte el éxito o fracaso del mismo. Por lo tanto, no sólo requeríamos determinación y pasión, necesitábamos convicción. Teníamos que desarrollar una propuesta gastronómica que nos convenciera y la verdad, creo que el resultado no podría haber sido otro.

Nuestra familia es grande y “achoclonada”, donde el sentarse a la mesa es parte del rito familiar y sinónimo de pasar un buen momento juntos. Somos muy buenos para comer y tremendamente dulceros. Cuando chico, no conocía las pastelerías, ya que mi madre hacía todo. En mi casa siempre había postres, kuchens, galletas o manjar duro, y no recuerdo un cumpleaños en que ella no haya hecho la torta. En las casas de mis abuelos y tíos no era diferente, todos habían heredado el amor por la cocina y recetas transmitidas por generaciones. Una cocina sencilla, sin pretensiones, pero hecha con amor y cariño, respetando tiempos, procesos e ingredientes. Por lo tanto, nos pareció lógico que nuestra propuesta gastronómica tuviera ese sello familiar, que evocara recuerdos e invitara a reencontrarse con sabores, texturas y olores como hecho en casa. Una repostería y heladería con identidad, pasión y orgullo, que rescata las recetas caseras de antaño, pero que además sabe innovar y propone nuevos sabores, todo de gusto chileno.

El nombre y el logo es fundamental al crear una marca, determinan en gran medida su personalidad, ¿por qué La Ermita?

Necesitábamos un nombre que tuviera sentido, que no sólo transmitiera nuestro concepto, fuera comercial y nos permitiera diferenciarnos, sino que también representara todo lo que el proyecto significa para nosotros. Tenía que ser un nombre que tuviera sentimiento, un motivo, una historia que contar.

Vengo de una familia de agricultores del sur y La Ermita, era unos de los campos que trabajaba mi familia. Administrado por mi bisabuelo paterno, colindaba con otros campos de la familia. Crecí escuchando los cuentos de infancia de mi padre y madre, el cómo estos campos no sólo eran el sustento familiar, sino que significaban mucho más que eso. Eran sinónimos de disfrutar en familia, instancias para compartir con primos y tíos, motivos de encuentro y alegría, donde la comida y su elaboración, tenían siempre un rol protagónico, por lo tanto, se comía muy bien.

La Ermita ya no existe, pero mi generación heredó el amor por el campo y este modo particular de hacer familia. Hoy, seguimos vinculados a la tierra y a las costumbres que nos inculcaron. A lo importante que es mantener y cuidar ciertas tradiciones, y cómo el comer se transforma en una excusa perfecta de convivencia familiar. En otras palabras, le pusimos La Ermita en honor a mi familia y a sus costumbres culinarias.

Nuestro logo, por otra parte, sugiere el viejo portón de una casa de campo, de fierro forjado algo oxidado y en sintonía con la naturaleza de su entorno. Imponente, distinguido y orgulloso, pero a la vez sencillo y noble.

¿Cómo lo hacen para transmitir el alma de La Ermita a sus clientes?

Para nosotros es esencial proyectar una imagen y prestar un servicio coherente con nuestra propuesta gastronómica. Por lo tanto, nos esforzamos mucho en hacer sentir a nuestros clientes el ambiente cálido y familiar de la comida casera. Nos centramos en sus necesidades y asesoramos con un trato personalizado, amigable, respetuoso e informal. Los hacemos sentir como si estuviéramos recibiéndolos en nuestras casas, nos ponemos en sus zapatos y los atendemos como nos gustaría que nos atendieran a nosotros. Más allá de la satisfacción de llevar uno de nuestros productos, buscamos que vivan una verdadera experiencia de compra.

Para transmitir éste concepto a nuestro equipo, promovemos un ambiente laboral regido por estos mismos principios, permitiéndonos forjar un fuerte sentido de pertenencia y unidad. Obviamente, esto no es fácil y antes que nada, requiere entender que lo más importante dentro de La Ermita, son las personas. Es un trabajo continuo centrado en cada uno de nosotros, nuestros sueños y preocupaciones, y el cómo los alineamos a las necesidades de la empresa. No sólo quiero que les guste su trabajo y se proyecten laboralmente, además espero que se identifiquen con La Ermita y la hagan suya.

Estoy orgulloso de mi equipo, no sólo creen en el proyecto, sino también en lo que podemos lograr juntos. Ese es el espíritu de La Ermita que transmitimos a nuestros clientes.

La Ermita es un verdadero viaje por el mundo de lo dulce, pasando por los productos más tradicionales de su Carta, hasta las propuestas más osadas. ¿De dónde obtienen sus recetas?

Bueno, aunque gran parte de nuestras recetas son familiares, también hemos incorporado de otros medios, por ejemplo, libros, revistas, internet, TV y cursos, por nombrar algunos. Incluso, hemos recibido algunas sugerencias de nuestros clientes y hecho nuestras propias creaciones, siempre hecho a la antigua, 100% casero.

Todas nuestras recetas, sin importar su origen, han sido evaluadas, analizadas y mejoradas hasta alcanzar el sabor, aspecto y calidad que nos caracteriza. Buscamos la excelencia por sobre cualquier cosa y eso implica una revisión continua de nuestros procesos de fabricación, atención y gestión. Las recetas no están ajenas a esto y nuestros productos se mantienen en permanente observación. Escuchamos a nuestros clientes y somos susceptibles a sus sugerencias, si nos parece pertinente alguna recomendación o creemos que algún producto debe ser perfeccionado, hacemos los cambios apropiados y las recetas son el punto de partida de ellos.

Albert Adrià, el chef que fue premiado como el mejor pastelero del mundo durante el 2015, estuvo en La Ermita y probó sus productos, ¿Qué nos puedes comentar de su visita?

El año pasado, cuando Albert Adrià vino a Chile para participar en el Ñam de Valdivia, TVN quiso hacer un reportaje y mostrarle parte de lo que es la repostería chilena. Entonces, nos pidieron visitar La Ermita, mostrarle lo que hacíamos y grabar la entrevista. Fue una muy buena experiencia, no sólo conversamos y compartimos con él, también conoció nuestra cocina y probó nuestros productos. Recuerdo que quedó fascinado con el empolvado, nuestros helados y la propuesta gastronómica en general. Le llamó la atención el poco tiempo que llevábamos abiertos y nos dio algunos consejos para continuar creciendo y consolidarnos en el rubro. Compartió con todo mi equipo, es una persona muy accesible, sencilla y agradable, con gusto lo recibiría nuevamente si volviera a Chile.

Porque las cosas ricas siempre se disfrutan más en compañía, ¿qué nos recomendarías llevar para compartir en familia? Cuéntanos cuáles son los “imperdibles” de La Ermita.

La verdad, me es difícil decidir, nos esforzamos mucho porque todo sea increíble. Obviamente, nos falta mucho por crear, probar y mejorar, pero desde un comienzo decidimos que no potenciaríamos ningún producto por sobre otro. Cada uno debe ganarse su espacio en la vitrina, jamás hemos ofrecido algo que no nos parezca exquisito o que no esté a la altura de La Ermita. Incluso, con el tiempo nos hemos puesto más exigentes, obligándonos a mejorar mucho de lo que ya estaba en la Carta.

Nuestro objetivo es ser excepcionalmente buenos en todo lo que ofrezcamos, es decir, que todos nuestros productos sean protagonistas y así darles la seguridad a nuestros clientes, que sin importar que lleven, no se equivocan cuando se trata de La Ermita. Sin embargo, algunos de nuestros productos han llamado más la atención que otros, como por ejemplo, Torta de Hojarasca Manjar, Torta de Brownie, Pie de Brownie, Tarta Ermita, Rollo de Mazapán, Helados (Maní con Caramelo, Harina Tostada, Limón de Pica, Frutos del Bosque). Mermeladas y conservas.

Los dejamos invitados a conocer La Ermita, una Pastelería y Heladería Gourmet, de elaboración casera y gusto chileno, que rescata la cocina de antaño, pero además nos ofrece productos de creación propia. Una invitación dirigida a quienes buscan reencontrarse con los sabores tradicionales y están dispuestos a dejarse sorprender por una propuesta única que nos invita a probar cosas nuevas.

www.pastelerialaermita.cl


Fuentes :
RedBakery