El movimiento de agricultura eco-orgánica surgió como respuesta a la industrialización de la producción agrícola, que en su época se llamó “revolución verde”. Actualmente esta agricultura es una industria fuertemente regulada, que en diversos países requiere certificaciones especiales para poder comercializar sus productos.
El Programa Nacional Orgánico del Departamento de Agricultura de Los Estados Unidos define Orgánico como; Comida cosechada usando recursos renovables y con métodos estrictos para la conservación de agua y tierra para optimizar las condiciones ambientales para las futuras generaciones.
Por ejemplo, carnes de pollo, huevos, y productos lácteos orgánicos vienen de animales que no les han inyectado antibióticos o hormonas sintéticas de crecimiento. La comida orgánica como definición es aquella que es cosechada sin el uso de pesticidas convencionales; fertilizantes hechos con ingredientes sintéticos o aguas cloacales, bio-ingeniería o cualquier tipo o grado de radiación.
En Estados Unidos antes que un producto pueda denominarle como “orgánico,” debe ser certificado por una agencia aprobada por el Gobierno Federal, el que inspecciona la granja de la cual proviene la comida para verificar si se está cumpliendo con los requisitos orgánicos del Departamento de Agricultura de dicho país. Compañías y fabricas que manejan o procesan comida orgánica antes de llegar al supermercado o restaurante tienen que estar también legitimados por el Departamento de Agricultura.
Una de las ventajas para un producto certificado, deriva de su precio final, el cual es mucho mayor que aquellos que no cuentan con los sellos que los acrediten como orgánicos. Algunos de sus beneficios para los productores que se decidan a unirse son;
No se maltratan los ecosistemas.
Lo orgánico promueve el progreso del comercio justo.
Los rendimientos de los cultivos orgánicos son mayores que los cultivos tradicionales.
Promueven el cultivo de variedades endémicas locales.
Sacan de la cadena de producción a los residuos tóxicos.
Chile se ha ido incorporando con fuerza a la tendencia de consumir productos orgánicos. Este hecho es claramente expresado en las recientes las estadísticas que lleva el SAG, que señala que se ha producido un aumento consistente en la superficie certificada bajo este sistema productivo, y que en la actualidad alcanza a las 174.000 hectáreas, entre cultivos permanentes y/o anuales y especies de recolección silvestre.
En Chile se ha observado una creciente oferta de productos orgánicos en locales, supermercados, ferias y tiendas especializadas. Esto ha activado la creación de nuestro propio “Sello Orgánico” que será obligatorio en todos los productos que se denominen como tal, siendo un hito muy significativo pues significa darle garantías al consumidor que los productos que está prefiriendo y adquiriendo como orgánico cumple con estrictas certificaciones que el Servicio Agrícola y Ganadero de Chile exige.
El mundo del Bakery se verá muy fortalecido con esta tendencia de certificar. Ya han podido notar los beneficios de lo orgánico. Claramente estos ganan adeptos y se apoyan en la creciente demanda de los mercados de consumir productos mucho más sanos. Países de la región como Perú y Chile no son la excepción. Pequeños emprendimientos han marcado la pauta, agregando a su cadena de valor la producción propia de diversos insumos para panadería y pastelería, como harinas molidas localmente o la singular producción de Pétalos de Caléndula o de Rosa, cosechados a mano para incomparables y exquisitas tortas.
Fuentes :
www.foodnewslatam.com www.austinchiropractical.com wwww.contramuro.com wwww.peru21.pe