La empresa multinacional de origen helvético sigue con su estrategia de ingresar al mercado del Chocolate Premium. Ya había comprado a Chocolates Cailler. Ahora viene por La Fête.
Chocolate Cailler tiene como particularidad el ser diseñado a mano por la artesana Marianne Dubuis, que anexa el arte suizo del découpage en los diseños con formas de siluetas. Cada chocolate, cuenta una parte de la historia de esta chocolatería suiza. La Fête también cuenta con ese grado de artesanalidad en su cuidado packaging como también en la confección de sus confites, al que une una preocupación creciente por la trazabilidad del Cacao que utiliza en sus productos.
Y Nestlé negociará en Chile con una contraparte ya conocida; «Jorge McKay es tataranieto, bisnieto, nieto e hijo de los fundadores de Mckay (sí, la empresa de las clásicas galletas e inventores del Super 8, vendida el año 89 a Nestlé) pero se dedicó a trabajar en otros rubros hasta que el año 2006, conversando con un amigo, decidieron abrirse paso en el mundo de la chocolatería fina. El nombre de La Fête – que significa fiesta- surge porque consideraron que la industria era aburrida y no tenía sorpresas. Precisamente, quisieron transformarla, hacer de esa industria una fiesta, quisieron crear una marca que estuviera en permanente innovación», indica el portal de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Las negociaciones, que llevan ya algunas semanas, se han llevado a cabo con el mayor sigilo posible. Radio Bio Bio Chile detalló que; «En el año 1989, la multinacional suiza Nestlé tuvo un acercamiento con la familia Mckay, que culminó con el cierre de un exitoso negocio: les compró sus famosas galletas del mismo nombre por una suma superior a los US$43 millones en aquella época. Y por estos días, nuevamente podría concretarse un mega acuerdo entre ambas partes».
¿Cuál es el secreto del éxito de La Fête? Jorge McKay responde; «Hay muchos factores. El primero, Dios. No me creo el cuento para nada, Él ha sido muy bueno con nosotros y hay que agradecer. Lo segundo es el timing. Más importante que tener una buena idea es hacer las cosas en el momento correcto. Se nos ocurrió esto el 2006 cuando esta industria estaba inmadura, aburrida y el país había avanzado en temas similares. Por ejemplo en restaurantes, en cines o regalos pero la industria de la chocolatería fina era una industria anticuada y estancada. Lo tercero es que hemos trabajado muchísimo. Yo tenía 6 hijos estudiando cuando me metí en esto, y metí todos mis ahorros, todo lo que tenía en esta apuesta. Tuve hasta la casa en venta, para sacar adelante el proyecto. Lo cuarto es que somos obsesivos del trabajo bien hecho. Somos muy detallistas, y como en Chile muchas veces se hace todo mal, si eres prolijo y dedicado, ya tienes un punto diferenciador muy importante. Nos fijamos en todo: la calidad de las materias primas, la atención en los locales, el diseño, el diseño del packaging, la atención a la gente, como nos comunicamos…nada queda al azar. Lo quinto es que desde el principio establecimos un set de valores corporativos con los cuales no hemos transado. ¿Cuáles son esos valores? Básicamente el trabajo bien hecho, la innovación, respeto, trabajo en equipo, el diseño -que es casi un valor aquí- una obsesión por los productos».
Fuentes :
www.noticias.uai.cl www.biobiochile.cl www.america-retail.com