Los sucesos de los últimos 14 meses han revuelto el gallinero. Cadenas de restaurantes, así como restaurantes emblemáticos han estado caminando por la cuerda floja. También los más pequeños.
El impresionante surgimiento de las cocinas oscuras, junto con el apogeo del delivery, han sido el efecto de los cambios en la forma en que consumimos. A mí juicio, esta tendencia ha disminuido la brecha entre grandes marcas y las pequeñas, con el deseo de convertirse en grandes. Varios grandes, con el afán de no distorsionar su posicionamiento ante sus clientes, han optado por armar sus dark kitchens bajo una nueva marca.
¿Buena o mala idea? Eso el tiempo lo dirá. Pero todas las marcas, por buenas que sean, necesitan obtener credibilidad. Eso se gana con superar expectativas. El primer paso es generar conciencia que el producto o marca existe y luego, generar intención de compra. Es levantar la mano en un océano de datos en las redes sociales lleno de consumidores que ya tienen su hamburguesería, pizzería o restaurante favorito.
A su vez, el negocio pequeño tiene que pasar por las mismas etapas, aunque seguramente su presupuesto para publicitar es más restringido. Sin embargo, diría que los llamados “chicos” suelen tener mejor calidad que los llamados “grandes”.
Una de las grandes ventajas de los pequeños negocios, es la velocidad de reacción. No hay gerentes, sino emprendedores. No hay oficinas, ni firmas, ni la espera de un visto bueno para tomar una decisión importante. La rapidez de los pequeños los ha convertido en una amenaza latente. Un mosquito molesto, y no sólo por sus zumbidos, más bien porque pica fuerte.
Según parece, los negocios de emprendedores tienen más interacciones en las redes sociales (hoy, el medio por excelencia). Y creo que varios estarán de acuerdo conmigo, para uno que es usuario, es mucho más cool seguir a un restaurante emergente que una cadena. Después de todo, nos gusta recomendar y necesitamos validación de nuestras opiniones.
A pesar de este pésimo año para prácticamente todos, diría que se ha emparejado la cancha. Los chicos se han fortalecido y han dejado de ser “chicos”. Y para el próximo shock económico-social, los grandes tendrán que ser más osados y veloces, como el emprendedor y su espíritu.