Comida más segura de consumir, acceso transparente y generalizado a toda la información entre el alimento producido y el consumidor, una producción más flexible y eficiente…
Según el informe de Seguridad Alimentaria 2019 de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), los alimentos peligrosos que contienen bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas dañinas causan más de 200 enfermedades, que van desde la diarrea hasta el cáncer. Se estima que 600 millones, casi 1 de cada 10 personas en el mundo, se enferman después de comer alimentos contaminados y 420.000 mueren cada año.
Las prácticas alimentarias inseguras pueden tener consecuencias devastadoras. Un incidente de seguridad alimentaria en una parte del mundo tiene el potencial de globalizarse en cuestión de horas. Los costos humanos y comerciales del fracaso pueden ser catastróficos: daño a los consumidores, pérdida de confianza, daño a la marca, costos en términos de retiro de productos y rediseño. La cadena de valor de la industria 4.0 es definida por una mejor trazabilidad de las materias primas, la disminución de ineficiencias y la reducción de costes y riesgos.
El hecho es que las tecnologías necesarias para producir cambios transformadores en la fabricación ya existen, pero el sector de alimentos y bebidas aún no ha aprovechado por completo el potencial de la Industria 4.0. Las razones de tal resistencia son comprensibles. El miedo a interrumpir lo que se considera un proceso ya altamente optimizado es una de las principales objeciones. La falta de un retorno de la inversión rápido y garantizado es otra, al igual que la preocupación de que el personal no esté lo suficientemente capacitado para maximizar la inversión en tecnología.
Además, cuando inicia una discusión sobre el equipo de monitoreo y la posibilidad de vincularlos a través de una interfaz remota para capturar ‘big data’, a menudo surgen preocupaciones sobre la ciberseguridad. Además, dado que los productos entran directamente en la cadena alimentaria humana, la prevención de la manipulación, física o digital, es primordial.
Señala el portal de la aplicación FoodSys; «Uno de los objetivos más resaltantes de la revolución 4.0 garantizará el acceso transparente y generalizado a toda la información entre el alimento producido y el consumidor. Este último podrá saber sobre el origen de los ingredientes que fueron utilizados para su producción, cómo fue su cultivo o la crianza así como si se tratan de alimentos modificados genéticamente, si fueron producidos en forma orgánica, etc. Pero esto no es todo ya que día a día se abren nuevas posibilidades de aplicación. Hay que tomar en cuenta que hoy en día los consumidores poseen una cada vez mayor fuerza en la toma de decisiones de los productos. Ellos buscan productores que les faciliten la mayor información de sus productos y que sean flexibles para amoldarse a las necesidades y valores del consumidor. Y es que el consumidor del futuro buscará convertirse en participantes activos de la industria alimentaria aprovechando la conectividad por medio de sus móviles, tablet, pantallas inteligentes y todo lo que permita enlazar información. Todo esto logrará en un futuro cada vez más cercano un entorno interconectado que decante en una producción más eficiente y más flexible, consumidores enlazados a los procesos innovadores, cadenas de valor colaborativas y una más inteligente adaptación al entorno».
Fuentes :
www.semilla.foodsys.io www.tetrapak.com www.newfoodmagazine.com