Reflexionaremos acerca de la obesidad, pero por sobre todo de la saciedad en los alimentos y qué está analizando hacer la industria respecto a las diversas propiedades de lo que comemos.
El consumo de alimentos está determinado por una serie de factores que contribuyen a la saciedad, que pone fin a una comida, y la saturación, que determina el tiempo entre comidas. La estructura y textura de los alimentos contribuyen a la saciedad, sin embargo, los mecanismos precisos no están completamente establecidos.
La Organización Mundial de la Salud deduce que el 47% de la población adulta a nivel global sufre algún tipo de sobrepeso. La industria alimentaria, sensible a la necesidad de hacer frente a este problema de salud y dar respuesta a una petición de los consumidores, lleva tiempo desarrollando productos para el control del peso. Entre ellos, aquellos destinados a reducir la ingesta de calorías y los productos saciantes orientados a disminuir la sensación de hambre.
Algunos alimentos pueden mantener la sensación de saciedad durante más tiempo que otros. Estos alimentos suelen tener determinadas características que compensan el hambre. Muchos contienen muchas proteínas, como huevos, carne magra o pescado, nueces y productos lácteos bajos en grasa.
Los alimentos saciantes son una buena estrategia para promover la reducción de la ingesta global y ayudar a controlar la obesidad, “ya que tienen una mayor capacidad para inhibir el apetito en el periodo posterior a su consumo”, según ha apuntado María del Mar Lorente Lamas, de la línea de investigación de análisis sensorial de AINIA.
Y es que la sensación de saciedad producida al ingerir alimentos está relacionada con diferentes factores ligados entre sí: la cantidad de alimento ingerido, su composición y estructura y sus características sensoriales, son algunos de ellos.
Los alimentos que generan fuertes sensaciones de satisfacción tienen obvios beneficios para el control del peso. Esta apreciación se basa en el entendimiento que el poder saciante de un alimento depende de la cantidad de proteínas, carbohidratos, grasas y fibra que contiene al examinar la evidencia de que la valoración sensorial y cognitiva del alimento por parte del consumidor también es importante. Se concluye que numerosas características de un producto alimenticio pueden manipularse para mejorar la experiencia de deleite del consumidor, pero la combinación de estas características determinará en última instancia su efecto sobre el control del apetito. Adoptar este enfoque integrado optimizará el desarrollo de alimentos de alta saciedad.
Fuentes :
www.medicalnewstoday.com www.ainia.es www.sciencedirect.com