Lionel Poilâne aprendió a hacer pan antes de los quince años en la panadería familiar ubicada en Calle Cherche-Midi, en la capital de Francia, fundada por Pierre, su padre, en el año 1932.
Cuando heredó la Panadería Poilâne, en lugar de seguir despachando pan a cada uno de los clientes que se lo solicitaban, como hasta entonces habían hecho, decidió ser sorprendente. Investigó durante años consultando a más miles de panaderos para conocer todas sus técnicas para la fabricación del pan y adquirió la mayor colección de libros sobre pan del orbe, estudiando todos y cada uno de ellos.
«La panadería Poilâne fue fundada por su abuelo Pierre, que venía de una familia de agricultores de clase media-baja de Normandía. La panadería se abrió en la rue Cheche-Midi, en pleno quartier Latin, donde se mantiene hasta nuestros días. Antes de ver el cartel, uno ya puede ver la fila de turistas y gente local que aguarda cada mañana por los panes recién horneados marcados con una gigante “P”, la insignia de la marca. Detrás de esta P, hay tres generaciones de panaderos, cada una muy diferente, que aportó su ingrediente particular para crear Poilâne. La idea del abuelo fue vender en pleno París productos rústicos, tradicionales del campo francés y firmar los panes con una P cursiva para darles identidad. Poco a poco, la gran hogaza de 2 kilos de pan de masa madre marcada con la P se convirtió en un favorito de los hogares parisinos», detalla el portal A la Carta.
Fue un precursor en la utilización de harina orgánica en Francia y optó por elaborar su pan con el método tradicional empleado desde siempre, de masa fermentada sólo con harina, agua, masa madre y sal marina todo ello cocido en horno de leña. No cuenta con demasiados productos, sólo los emblemáticos de la casa, y Lionel siempre se resistió a multiplicar sus tiendas y sólo tiene tres en París y una en Londres.
Cuenta con clientes por todo el planeta a los que les hace llegar su pan congelado de manera puntual, allí donde se encontraran. Entre otros admiradores, tuvo a los Rockefeller, a Jackie y Aristóteles Onassis, a los Vanderbilt, y muchas más celebridades. Estas personas sentían que no habían desayunado apropiadamente si no había en sus mesas un pan de Poilâne.
Salvador Dalí, amigo de Poilâne, le encargó a fines de la década de los sesenta una habitación con todo el mobiliario creado con pan. Entre otras extravagancias, le encargó crear una jaula para pajaritos porque al maestro plástico le cautivaba la idea que un pájaro pudiera ganarse la libertad comiendo esos “barrotes”. Los muebles duraron dos años y el candelabro, de la panadería original Poilâne en 8 rue du Cherche-Midi, está hecho de pan en honor a la ingeniosidad del famoso pintor surrealista español.
«Poilâne tiene dos tiendas con obrador en París (el horno de la original tiene más de 200 años), un punto de venta sin obrador y otra tienda con obrador en Londres. La joya de la corona es la fábrica, o ‘manofábrica’, como a ellos les gusta llamarla, en Bièvres, cerca de Versalles, que inauguró en 1983. El pan se amasa a máquina, pero aparte de eso, lo demás se hace a mano y los panes fermentan ‘al natural’; de ahí lo de “manofábrica”. Los hornos donde se cuecen los panes son de leña. Las dos tiendas de París con obrador se suministran de su propia producción. La “manofábrica” de Bièvres lidia con la demanda de restaurantes y puntos de venta así como de las ventas internacionales» revela la web de Artes Blancas, detallando algunos aspectos de su técnica.
Y ha conseguido convertir a sus productos en globales con los que ha llegado a vender más de 10 millones de dólares en un solo año. Un triunfo conseguido mediante la demostración del amor a una profesión, del valor del trabajo artesano y en definitiva del deseo de ser sorprendente.
Ahora, su hija Apollonia lo apoya con talento y dedicación. Una panadería con mucha historia, basada en el respeto total por los nobles insumos y las mejores técnicas.
Fuentes :
www.ceriomarketing.com www.artesblancas.com www.alacarta.com.py