Tener todo limpio es primordial, desde niños nos han enseñado que debemos bañarnos todos los días, lavarnos los dientes, etc. para evitar enfermarnos.
La higiene personal es sumamente importante, el lavado frecuente de manos, sobre todo en esta época de pandemia que lo hace más que necesario y de suma urgencia.
También es vital la limpieza de nuestras cocinas y equipos, los productos en óptimas condiciones para obtener preparaciones de calidad.
¿Qué impresión nos daría si sale de la cocina un chef con grasa en su chaqueta, restos de chocolate o cualquier otra mancha?, por lo menos nos da para pensar… Si esa es su presentación habitual ¿cómo será su cocina?, inmediatamente nos cuestionamos de qué manera está cocinando, que tan limpio estarán sus utensilios, su cocina o si ¿lavará bien las materias primas con que trabaja?
La higiene alimentaria va más allá de la limpieza a simple vista, esta tiene 3 puntos claves que implementar y controlar que son: las contaminaciones físicas, químicas y biológicas.
Primer punto: tener una higiene personal adecuada, ya que es nuestra carta de presentación, nuestra vestimenta, es la imagen que proyectamos, el lavado de manos y aseo de uñas, barba y pelo, que este, además vaya tomado, ya que no es agradable encontráramos con un ingrediente sorpresa en nuestro plato.
Segundo punto: La Higiene en nuestras materias primas, tener un correcto proceso de limpieza y desinfección de las frutas y vegetales, así como también el buen almacenamiento de los productos que llegan envasados y no romper la cadena de frio. Además, es importante tener buenos métodos de descongelación.
Tercer punto: Trabajar con técnicas adecuadas de higiene, evitando contaminaciones cruzadas, como por ejemplo no utilizar las mismas tablas de corte para productos crudos y cocidos. Realizar una correcta sanitización de los instrumentos y utensilios para evitar contaminaciones biológicas y conocer la dosificación de los productos de limpieza para evitar contaminaciones de procedencia química.
La labor de un chef no es solo elaborar productos ricos y atractivos, si no que estos, no contaminen a nadie, de manera que no enfermemos a nuestros clientes con alguna ETA (Enfermedad de transmisión alimentaria).
Nuestra meta es crear productos inocuos, es decir que cumplan con las características de no causar daño a la salud por efecto de algún contaminante.
Como profesionales, debemos preocuparnos que el proceso de preparación cumpla con los estándares de calidad y que nos permita entregar una gran experiencia a nuestros clientes.