Chilenos; Fanáticos del Helado

Somos el país con mayor tasa de consumo per cápita de helados anual en América: 11 litros. Y el segundo consumidor de helados a nivel mundial, después de Alemania.

Fundamentos como; la trazabilidad, inocuidad, contingencia, frescura de materias primas, estacionalidad territorial y uso de primores. Utilización de tecnología de punta para la ejecución administrativa y culinaria apropiada de preparaciones, hojas técnicas nutricionales y de recetas eficaces, culinaria de la novedad y desarrollo diario de productos frescos: todas estas características; que son un ideal en la cocina actual, – en la nueva heladería profesional-, son los principios básicos y estructurales con los que se trabaja todos los días.

Nuestra nación es el país con mayor tasa de consumo per cápita de helados anual en América y el segundo consumidor de helados a nivel mundial, después de Alemania. Lo anterior, se basa en principios básicos que caracterizan a nuestro país como mercado agropecuario, donde un buen helado puede ser realizado a precio razonable, con materias primas diversas, lo cual lo vuelven un alimento accesible, transversal y con una extraordinaria versatilidad para abordar los retos alimentarios nacionales. Esto también lo vuelve un extraordinario negocio; mientras el público, aún no está preparado para ser un buen juez de su calidad, ni un buen curador de su propia nutrición.

Son pocos en Chile quienes están desarrollando esta nueva forma de ver y hacer la heladería; aunque ya es una realidad a nivel mundial. Una consecuencia de la libertad de acceso a la información, públicos cada vez más exigentes en cuanto a calidad y esnobismo de productos alimentarios, nuevas leyes de etiquetados y la formación de los nuevos consumidores éticos, quienes exigen al mercado información cada vez más precisa y comprometida con la ecología humana, y con un sinnúmero de tendencias de tipo; nutricional, intelectual, religiosa y emocional.

Es por eso que el helado, pasó de ser una golosina, a un legítimo vehículo alimentario contingente. Incluso un nutracénico, y producto terminado de carácter funcional. Pudiendo contener; dietas especiales, coadyuvantes nutricionales, ayudantes de cocina y bar, además de la alegría y satisfacción que nos da siempre comer un helado.

Sin embargo, el problema para desarrollar una alimentación apropiada en todo orden de cosas, y generar un conocimiento real sobre ésta; es siempre ético. Y viene de la cultura que lo fomenta, y la idiosincrasia del pueblo que la acoge. Es educación. Y ya sabemos que la formación está en la víspera de la transformación social. Comer debe ser abordado seriamente, y en forma académica por las instituciones de desarrollo de la cultura, que han dejado el mercado de producción cultural homogeneizar: gustos, negocios, y propuestas, que son siempre tendenciosas. Así como los actuales iconos de la cocina competitiva, y no competente. Incluso hoy, cuando las escuelas de cocina sufren, como toda la educación, una crisis de fundamentos de desarrollo de especialidad.


Fuentes :
www.diarioelargentino.com.ar www.latercera.com/masdeco/momento-helado/ www.mercadosytendencias.cl/chile-y-los-helados-un-amor-que-no-se-derrite/