Ya es tiempo; los mercados en Chile están muy cerca de la madurez y es momento de agregar diferenciación científica a nuestros productos, buscando el beneficio global.
«En este camino hacia lo saludable, la innovación y la tecnología se han convertido en las principales herramientas de las empresas del sector y una especialmente importante en casos como el de los superalimentos o los alimentos funcionales. Ambos son prueba de que los consumidores buscan no solo las versiones más sanas de los productos tradicionales, sino también aquellas con propiedades que suponen un plus de bienestar. En este sentido, los alimentos funcionales —cualquiera, en forma natural o procesada, que contiene ingredientes favorecen la salud, capacidad física y estado mental de las personas— han evolucionado mucho en las últimas décadas. De incorporar las primeras fortificaciones con vitaminas y minerales, han pasado a incluir componentes como los ácidos grasos Omega 3 o los probióticos», destaca IFAN Chile.
Pero hay mucho más rango de acción, investigación y crecimiento para nuestra industria alimenticia que agregar probióticos.
Revisemos un caso práctico; Námana Pop Corn, una startup chilena muy innovadora, ha recibido apoyo especializado de Leitat Chile, qué a través de Corfo colabora inyectando tecnología de vanguardia e n las empresas nacionales. Se detalla en la web de la Fundación Leitat Chile; «Así, Námana, a través de este proyecto busca innovar en la metodología de saborización de sus snacks mediante el desarrollo de una microemulsión de grado alimentario que permita aumentar la vida útil del producto de 3 a 6 meses junto con reducir las calorías de sus productos. De esta forma, Námana se enfoca a desarrollar snacks sin sellos de alto en calorías con una mayor vida útil que permita garantizar la sensación organoléptica característica de sus productos».
Y es la vida útil de lo que comemos el gran desafío para evitar la pérdida gigantesca de alimentos que nuestros mercados planetarios registran todos los días. Esta creciente demanda ha llevado a los investigadores a desarrollar nuevos sistemas de procesado por técnicas respetuosas con el medio ambiente y que al mismo tiempo prolonguen la vida útil de los productos con máxima calidad.
Y una de las alternativas que más fuerza está cobrando en los últimos años es el uso de películas y recubrimientos comestibles. Hablamos de una fina película trasparente comestible que envuelve al alimento y que se obtiene a partir de productos naturales como carbohidratos, lípidos, proteínas y resinas o mezclas de ellos, y actúa de barrera semipermeable frente a la humedad y al oxígeno. Además, estas películas pueden ser usadas como soporte de aditivos para conservar las propiedades del producto, tales como; antimicrobianos, antioxidantes, nutrientes, bioactivos, etc., con el fin de mejorar su apariencia y sus propiedades saludables.
Fuentes :
www.ifan.cl www.leitat.cl www.hortyfresco.uchile.cl