Estamos muy acostumbrados a los productos elaborados por harinas refinadas, sin embargo explorar panes hechos con cereales integrales reportan muchos beneficios.
Primero comencemos con una breve definición; El pan blanco está hecho de harina que solo contiene el núcleo del grano, mientras que el pan integral está elaborado con harina que contiene el grano entero. Este último es un producto cuyo consumo se ha centrado siempre en nichos específicos del mercado nacional.
Según señala el portal El Mostrador; “La comida, además de nutrirnos, nos aporta una experiencia sensorial que deseamos que sea lo más placentera posible. Para mejorar la calidad sensorial de los alimentos basados en cereales el ser humano ha intentado eliminar las capas externas de los granos (salvado y germen) de la forma más exhaustiva posible. Por eso la mayoría de los productos a base de cereales que consumidos en la actualidad se basan en harinas o cereales refinados o blancos, en los que se han eliminado estas capas externas del grano. La presencia de estas capas externas del grano genera productos más secos y amargos, menos apreciados por los consumidores. Sin embargo, contienen nutrientes muy interesantes como fibras, vitaminas –principalmente del grupo B y E–, minerales y sustancias antioxidantes y bioactivas”.
Los granos integrales podrían ser componentes básicos de nuestra dieta, pero también pueden desempeñar un papel clave para abordar nuestros desafíos ambientales más apremiantes, incluida la transición a una dieta menos intensiva en carne, según una experta en cereales. “Los estudios muestran que los alimentos integrales ahorran agua, proporcionan más alimentos y menos desperdicio, y apoyan un mejor uso de la tierra y un suelo saludable”, señaló Michaela Pichler, secretaria general de la asociación internacional para la tecnología y la ciencia de los cereales. Agregó que una dieta donde la porción de cereal se base en granos integrales puede, por lo tanto, “contribuir no solo a la salud personal sino también a la salud global y planetaria, ya que puede mejorar varios problemas a la vez”.
Las evidencias del consumo de productos integrales indican que todos debemos hacer un esfuerzo por incrementar su consumo a costa de reducir el de harinas y cereales refinados. Sin embargo no es necesario obsesionarnos en consumir la totalidad de los cereales en forma integral. Cualquier aumento en el consumo de productos integrales será favorable para nuestra salud, y deberíamos hacerlo en la medida de nuestras posibilidades. Un objetivo a corto plazo sería consumir el 50 % de los panes elaborados con harina integral.
Para lograrlo no basta solo con una intención personal. Las organizaciones públicas y privadas deben hacer un esfuerzo por trasladar información clara a los consumidores y concienciar de esta necesidad. En nuestra calidad de consumidores debemos solicitar el trasladar a los productores la necesidad de disponer de una mayor oferta, a un costo conveniente y con buenas características sensoriales, y las empresas deben responder a este reto mejorando los productos actuales.
Fuentes :
www.thelancet.com www.elmostrador.cl www.euractiv.com