Muchas veces confundimos ser jefe, con ser líder. No es sólo mandar a un grupo de personas para que hagan lo que necesitamos, a nuestra pinta, y según, lo que nosotros hemos definido como correcto.
Hoy, en un ambiente mucho más cambiante, con equipamiento que facilita el trabajo, y con tecnología que ayuda al control, debemos lograr que cada uno de los miembros de nuestro equipo, sienta cómo participa, y colabora, en lograr los objetivos que la organización/empresa, ha definido, en un ambiente que promueva las buenas relaciones, una estructura que reconoce los méritos, esfuerzos y los recompensa adecuadamente.
El contar con equipos de trabajo comprometidos, nos ayuda a elevar la productividad, lo que nos permite competir de mejor manera en un mercado cada vez más exigente, logrando que la empresa, tenga entre sus puntos reconocibles, su responsabilidad, y un sentido de pertenencia, de todos quienes lo componen.
Para alcanzar este “Escenario Ideal”, recomendamos seguir una serie de etapas.
Lo primero, es que creamos en que esto es posible, y pongamos todo de nuestra parte para lograr un Liderazgo Efectivo, esto implica establecer una comunicación efectiva con el personal. Explicarles el porqué de los procedimientos establecidos. No es sólo imponerse por ser el que tiene la autoridad. Es importante razonar con ellos, y también estar disponible para escuchar propuestas de mejora que busquen hacer más eficiente cada etapa de nuestro trabajo diario.
Debemos contar con normas y políticas claras, con límites bien definidos y una estructura de mando que sea conocida por todos. Los equipos necesitan saber a quién escuchar.
Recuerda que, para establecer objetivos, las metas deben ser claras, medibles, alcanzables y realistas. Es importante que cada uno de los colaboradores tenga claro lo que esperamos de ellos, y debemos estar seguros, que cuentan con las herramientas para hacer su trabajo de la forma que esperamos, de manera segura y eficaz. Esto permite que no llegues a un estado de frustración o desánimo, del que es mucho más lento, difícil y caro, salir.
Define las tareas de cada uno, evaluando sus capacidades y competencias. No todos son buenos para todo. Y si hay labores que son muy repetitivas, es bueno establecer un sistema de rotación, para evitar la desmotivación, y además, permite lograr tener un equipo con trabajadores multifuncionales, lo que posibilita tener equipos más comprometidos, pues entienden la importancia de cada rol, en el buen funcionamiento de la organización. Procura defender el respeto por cada actividad…acá, todos suman.
Evitar el clima de desconfianza en un equipo, se logra cuando todos tienen claro el propósito de la empresa. Conocer la misión, la visión, y cómo queremos llegar allá, es importante que todos lo sepan. Además, de mantener una comunicación, honesta, siempre con un lenguaje y en un ambiente de respeto… siempre.
Mantener un equipo motivado es un tremendo desafío. No es sólo reconociendo su trabajo y aporte con premios en dinero. Sirve, claro que sí. Pero también es reconociendo lo importante de su labor, estableciendo jornadas o momentos del día que permitan celebrar, conocerse, y aportar opiniones a la empresa. No se trata de que todos sean los mejores amigos, pero si, que se conozcan, que identifiquen las fortalezas propias y de sus compañeros, y que se respeten. Toma medidas rápidas, si identificas a una persona que sea conflictiva o una amenaza para la buena convivencia de todo el grupo.
Recuérdales siempre, lo importante que es trabajar en equipo. Las tareas diarias se harán más dinámicas, el ambiente será mucho más grato, los objetivos se cumplirán con creces, y lograrán alcanzar un ambiente organizacional óptimo.
¡¡Todos Suman. Vamos equipo!!