Sorprende la capacidad que posee este establecimiento, ubicado en la capital de Argentina, para adaptarse a diversas circunstancias y adoptando medidas para seguir siendo un referente.
Su infraestructura es un sello en el gran Buenos Aires y esto ya les entrega una ventaja en el mercado. «Nuestra casa; declarada de interés cultural. Cerámicas, granitos, mosaicos venecianos, madera, ángulos de bronce y mármol travertino entre otros materiales conforman una estética muy peculiar. Un monumento a la pizza fundado años antes de la construcción del Obelisco, con quien comparte dotes icónicos» manifiesta Pizzería Güerrín en su sitio web.
La historia es de 90 años, pero el Diario El Comercio la sintetiza; «En 1927 llegaron a Argentina Arturo Malvezzi y Guido Grondona, quienes cinco años después abrieron su emprendimiento entre las calles Uruguay y Talcahuano. Al principio solo funcionaba la parte de adelante con la caja y la barra para que los comensales disfrutaran una porción de camino al trabajo o a casa. Pronto el boca a boca lo convirtió en un lugar popular para los porteños. Debido a su éxito, a la barra de sus inicios se le sumó el salón familiar y luego el segundo piso lo que le dio capacidad para atender a más de 800 personas. Durante la época dorada del teatro el local se pobló de reconocidas figuras que pasaban a degustar una pizza e iluminaban de flashes el negocio. A Malvezzi lo sucedió su hijo, Franco, quien se ocupó del emprendimiento familiar hasta su fallecimiento en 2007. Los empleados lo manejaron hasta que en 2010 pasó a manos de sus actuales dueños».
Siempre con un gran porcentaje de sus mesas ocupadas desde las 11 de la mañana, hora en que abren, es una realidad que producto de la pandemia cambió radicalmente. De hecho los rumores de su desaparición inquietaron a sus miles de fieles clientes.
«En junio del año pasado se comentó que Güerrín, una de las pizzerías porteñas más antiguas de todo Buenos Aires, cerraría a causa de la pandemia de coronavirus. Sus persianas bajas alimentaron el rumor. Sin embargo, lejos de eso, puertas adentro del restaurante sus dueños construyeron un proyecto que tenían pendiente hacía años, crearon una nueva línea de producto y se pusieron a pensar en cómo salir de la crisis fortalecidos. “Estábamos cerrados, pero no de brazos cruzados”, agregaron desde la pizzería. Hacía tiempo que querían construir un patio en el corazón mismo de Güerrín, un espacio semi-abierto que recree la vida Napolitana que le dio origen al local gastronómico. Pero en la vorágine del día a día, el proyecto quedaba pospuesto porque “era difícil parar y ponernos a construir”. Por eso la cuarentena, a pesar de la caída de recaudación que implicó, fue la excusa perfecta», relató durante el año 2021 el diario argentino La Nación.
Antes de la pandemia las mesas en la Pizzería Güerrín se encontraban muy cercas unas de otras y esto, muchas veces, no sumaba comodidad para sus clientes. Entonces apostaron por mejorar sustancialmente la experiencia de consumo y hoy están más sólidos que nunca, ya que junto a la inauguración del Patio Napolitano, donde los comensales comparten hasta 130 personas con buen distanciamiento, también añadieron un quinto horno a leña para mejorar la rapidez de la atención. Agregamos que dichos hornos cumplen con las normativas locales de emisión de materiales particulados.
También hay decisiones estratégicas que no transan en beneficio del cuidado de la marca y de las preferencias de sus consumidores. La primera medida es no contar con sucursales; solo están en Avenida Corrientes, en el corazón de la ciudad y a raíz de no contar con Delivery ni con el sistema Take Away, por decisión propia, implementaron una nueva línea de producto: una pizza prehorneada y envasada al vacío para que los clientes la puedan preparar en sus casas.
Fuentes :
www.elcomercio.pe www.guerrin.com.ar www.lanacion.com.ar