El pan, es mucho más que pan

El interés por el pan en Chile y el mundo en los últimos años ha crecido de manera exponencial. No hay duda de eso. Si bien ahora con el desconfinamiento ha bajado la frecuencia del horneo en casa, algo ha quedado como un diamante en bruto para seguir puliendo.

Es común escuchar a los panaderos y panaderas caseras hablar ahora de la proteína de sus harinas, del porcentaje de hidratación, de las fermentaciones retardadas, de distintos métodos para trabajar su masa madre entre otras. Temas lejanos, desconocidos e impensados hace unos años atrás.

Personalmente opino que la demanda creció mucho este tiempo y que la oferta no fue capaz de seguir el mismo paso. Puede que nos estemos perdiendo de una oportunidad única de revalorizar nuestro pan; el de los panaderos caseros, el de los panaderos artesanales y el que alimenta día a día a muchísimos chilenos y chilenas.

¿Cómo empujamos como industria a que el pan no se acote sólo recetas y productos y tomamos la oportunidad de mostrar, dada la base, lo que significa como alimento y cómo está construido con un entorno mucho más grande y lindo que eso?

Con mi programa de televisión “Hacedores de Pan” he tenido la oportunidad maravillosa de mostrar recetas semana a semana para que sean preparadas en casa. Pero también, el otro 50% es mostrar historias de muchas personas que le abrieron la puerta al mundo del pan por diferentes partes. Ahí hay una riqueza inspiracional increíble.

Ahora, con la nueva temporada hemos decidido ir más allá y conectar la receta con los otros imperdibles eslabones de la cadena. El trigo – desde el desarrollo agrícola – y los molinos cargados de tradición y excelencia.

Tratemos de no centrar el esfuerzo comunicacional sólo en las recetas, porque para que el pan salga de nuestro horno hubo un panadero o panadera detrás que con su cariño y dedicación lo amasó, un molino que realizó una planificación impecable y un control de calidad que entregó la harina y un campo que comenzó muchos años antes de la cosecha – con la programación de las semillas – a trabajar el trigo que futuramente se convertiría en harina.

Cuántas familias, cuanto trabajo, cuánto esfuerzo y cuánta pasión rodea a todos los eslabones de la cadena del pan, todos infaltables y necesarios para el otro. Si queremos hacer mejor y más grande nuestra industria del pan en Chile debemos hacer un esfuerzo conjunto por educar, enseñar y trabajar para que exista inversión para preservar nuestras variedades locales de trigo, apoyar y tener políticas de fomento para la producción de cereales que serán harina, valoración y respeto por los molinos y por último más “fichas” para la educación de la carrera panadera en chile.

Faltan panaderos, falta aún más educación, nos falta un poco más. Que ese mensaje nos ponga a trabajar unidos, esperanzados para que no se nos “pase la vieja” – como decimos en Chile – y perdamos esta oportunidad del buen momento del pan en chile. Que cómo pan, es mucho más que pan.

Nicolás Guzmán

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@hacedordepan