En nuestro país se consumen cerca de 140 kilos de trigo per cápita al año. Esta cifra representa más del doble del promedio mundial. Casi la mitad de lo que consumimos se produce en Chile.
Lo resume la web del diario La Tercera; «Hoy, Chile consume cerca de 2,4 millones de toneladas al año, de las cuales aproximadamente un 45% se satisface con trigo nacional que se planta principalmente desde la región del Maule al sur, con una concentración mayor en la zona de La Araucanía. El resto se importa. Argentina es nuestro principal proveedor. En 2021, un 49% provino de ese mercado. En segundo lugar, se ubicó Canadá con un 35% del total, y luego Estados Unidos, con un 15%. En los meses que llevamos de 2022, un 68% se estaba importando del país vecino».
Hoy el trigo es el principal cereal plantado en el país. Hace unos años atrás prácticamente todo lo que se producía en el país era consumido internamente. Esa realidad ha cambiado, debido a la reconversión de grandes zonas de sembradío que han cambiado a otros productos, como la creciente producción de avellanas europeas. Y a todo esto hay que considerar un factor no menor; un área importante de sembrado de trigo se encuentra en la macrozona sur, que estos últimos meses ha vivido tiempos complejos.
En 2015, Chile producía 1,5 millones de toneladas de trigo. En la reciente temporada 2020-2021, generó algo más de 1,2 millones. En ese período, las hectáreas plantadas bajaron de 258 mil a 205 mil hectáreas, según Odepa. “La superficie cultivada con trigo ha ido disminuyendo paulatinamente debido a situaciones de rentabilidad del cultivo y al surgimiento de nuevas alternativas productivas para los productores de la zona sur del país”, declaró a medios de comunicación Sergio Schmidt, gerente general de Cotrisa (Comercializadora de Trigo S.A.), organismo estatal que analiza la transparencia del mercado, entregando información tal como precios de transacción, además de operar como poder comprador si los precios internos y externos se descomponen. Hoy, los principales interesados del producto son los molineros y supermercados.
El Mostrador subraya que; «Para algunos economistas, el factor dominante es interno y proviene de la demanda, es decir, la masa de dinero liberada de los fondos de pensiones. Esta fue gastada en un consumo muy por encima de lo que el aparato industrial podía producir, de ahí la presión sobre los precios. Para otros, se trata de repetidos choques sobre la oferta, principalmente desde el exterior: primero, COVID y sus efectos en las cadenas de suministro; luego, el choque del petróleo y la energía; y ahora, el choque de los precios alimentarios, los dos últimos debidos a la guerra en Ucrania (Chile importa la mitad del trigo que consume). A esto hay que añadir la sequía ahora estructural que está azotando al país y cuyo efecto sobre los precios agrícolas y del agua todavía se subestima».
El trigo se planta entre julio y septiembre y se cosecha entre enero y marzo en Chile. Por tanto quedan por comercializar sólo remanentes en el sur del país. Tal es así que la producción interna, es decir, el 45% del consumo total, ya está colocada. Las importaciones son las que se van comprando a lo largo del año. “Es esperable que los costos de importación de trigo presenten incrementos, lo cual debiera tener un impacto en los precios internos”, declaran personeros de Cotrisa.
Este cultivo posee además reveladores componentes laborales y de carácter social, debido al gran requerimiento de mano de obra que genera, así como por las numerosas explotaciones agrícolas donde el trigo representa un recurso esencial de rotación, producción y comercialización.
Fuentes :
www.latercera.com www.elmostrador.cl www.sepchile.cl