El procesamiento modifica un alimento de su estado natural. Se elaboran fundamentalmente añadiendo sal, aceite, azúcar u otras sustancias comestibles.
Los ejemplos incluyen verduras enlatadas, frutas en almíbar y algunos tipos de panes. La mayoría de los alimentos procesados tienen dos o tres ingredientes. Carlos Ríos, dietista, nutricionista y autor de la web Realfooding: “Estos productos son preparaciones industriales comestibles elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos. Realmente no tienen ningún alimento completo, sino largas listas de ingredientes. Además, estos ingredientes suelen llevar un procesamiento previo como la hidrogenación o fritura de los aceites, la hidrólisis de las proteínas o la refinación y extrusión de harinas o cereales. En su etiquetado es frecuente leer materias primas refinadas (harina, azúcar, aceites vegetales, sal, proteína, etc.) y aditivos (conservantes, colorantes, edulcorantes, potenciadores del sabor, emulsionantes…)».
«Los alimentos procesados son productos que generalmente se elaboran con una combinación de ingredientes del grupo uno y dos. Incluyen ahumados y embutidos, quesos, pan fresco, beicon, frutos secos salados o azucarados, conservas de fruta en almíbar, cerveza y vino. El objetivo principal del procesamiento es prolongar la vida del alimento o mejorar su sabor y casi el 9 por ciento de las calorías consumidas en el Reino Unido provienen de este grupo», nos informa el portal BBC de Gran Bretaña.
Los alimentos ultraprocesados suelen contener ingredientes que, en general, no agregaríamos al preparar comida en casa. Es posible que no reconozcamos los nombres de estos ingredientes, ya que muchos serán productos químicos, colorantes, edulcorantes y conservantes. Los alimentos ultraprocesados más consumidos son: Pan industrializado (11%) Comidas preenvasadas (7,7%) Cereales para el desayuno (4,4%) Embutidos y otros productos cárnicos reconstituidos (3,8%). Le siguen de cerca los dulces y galletas (3,5%), las empanadas, bollería y pasteles (3,3%) y papas fritas industriales (2,8%).
Finalmente revisaremos uno de los aditivos alimentarios presentes en gran parte de los alimentos procesados que podemos encontrar en el retail. Los conservantes son ingredientes que se añaden durante la fabricación con básicamente dos fines; por una parte, el de limitar el crecimiento de microorganismos peligrosos que generen enfermedades transmitidas por alimentos y, por otro lado, el de incrementar la vida útil de los alimentos. Lógicamente, esto también repercute positivamente en la disminución del desperdicio alimentario.
Entre los conservantes más comunes se encuentran algunos antioxidantes como el ácido ascórbico (vitamina C), ácido cítrico, vitamina E o antimicrobianos como el ácido sórbico, ácido acético o los controvertidos nitritos y nitratos, sin embargo en junio de 2017 los expertos de la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), llegaron a la conclusión que los niveles de seguridad existentes para los nitritos y nitratos añadidos en forma de conservantes son altos, si se tienen en cuenta los niveles de exposición actuales en todos los grupos de edad.
Fuentes:
Harvard Health
BBC Food