Inflación Mundial de los Alimentos

Los grupos básicos de productos tales como los lácteos y los que se elaboran a partir de cereales han experimentado impresionantes alzas de precios en muchos mercados alrededor del orbe.

A nivel global, la gente está experimentando una inflación a niveles no vistos en décadas a medida que aumentan los precios de artículos esenciales como alimentos, calefacción, transporte y alojamiento. ¿Cómo llegamos aquí? En dos palabras: pandemia y guerra. Un período de inflación controlada y bajas tasas de interés terminó abruptamente después de la llegada del COVID-19, ya que los gobiernos y los bancos centrales mantuvieron a flote las empresas y los hogares bloqueados con billones de dólares de apoyo.

Es una coyuntura muy delicada. Los precios de los alimentos, que alcanzaron un récord a principios de este año, han aumentado la inseguridad alimentaria y aumentado las tensiones sociales. También han puesto a prueba los presupuestos de los gobiernos que batallan contra el aumento de las facturas de importación de alimentos y la disminución de la capacidad para financiar la protección social adicional para los más grupos más vulnerables.

Stasista, un importante proveedor de datos de mercado e información sobre los consumidores informa así; «El costo de vida ha aumentado considerablemente en los últimos meses. A la subida de los precios de la energía, que alcanzó un punto álgido en agosto de 2022, se ha añadido el notable incremento experimentado por la comida y la bebida a nivel global, especialmente en el caso de los grupos básicos de productos como los cereales o los lácteos. Estos últimos, por ejemplo, eran un 25% más caro en julio de 2022 que durante el mismo mes del año anterior. Y si bien es cierto que los países en vías de desarrollo parecen acusar más este tipo de inflación, con Zimbabue y Venezuela situándose por encima del umbral del 150%, se trata de un problema que no entiende de fronteras. La alta demanda de los bancos de alimentos en naciones del “primer mundo” como Reino Unido son solo una prueba más de que cada vez es mayor el número de familias que tienen dificultades para poner comida encima de la mesa».

Y los riesgos se suman, porque hay insumos claves para la producción de alimentos que están en constante alza, como los combustibles, un ítem muy delicado en nuestro mercado local puesto que exportamos gran parte de las bencinas que usamos en Chile; «Para ayudar a aliviar las tensiones de oferta, los países deben estimular la producción interna de alimentos, evitando al mismo tiempo acumular y utilizar reservas, especialmente aquellas que han acumulado niveles más altos de existencias. Finalmente, los altos precios del combustible han llevado a los legisladores a mantener o aumentar los mandatos para que las refinerías de petróleo mezclen biocombustibles en su mezcla nacional de carburantes, con la intención de aumentar la oferta. Esta demanda adicional de cultivos para producir materia prima para etanol y otros biocombustibles ejercen más presión sobre los precios de los alimentos. Reducir los mandatos de mezcla de biocombustibles ayudaría a disminuir el impacto de una mayor demanda de biocombustibles en los precios de los alimentos» señala el portal del Fondo Monetario Internacional en un reciente informe.

Las naciones lamentablemente deben permitir que el aumento de los precios mundiales se traslade a los precios internos, pero al mismo tiempo, se requiere aumentar el gasto en protección social, según lo permita cada presupuesto. Esto es necesario para permitir que las señales de precios reequilibren los mercados de alimentos y, al mismo tiempo, para proteger el poder adquisitivo de las familias vulnerables.

Fuentes:
Statista
Fondo Monetario Internacional
Agencia de Noticias Reuters

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