La gastronomía española es reconocida en todos los continentes por su riqueza y diversidad de sabores, y entre sus joyas culinarias se encuentra la exquisita Tarta de Santiago.
Originaria de la región de Galicia, en el noroeste de España, esta delicia ha conquistado paladares y corazones con su sabor único y su historia rica en tradición. Este postre de almendras, es mencionado por primera vez en el año 1577 durante una visita de Don Pedro de Porto Carrero a la Universidad de Santiago de Compostela. Se le conocía entonces como “torta real”.
La Tarta de Santiago, también conocida como «Tarta Compostelana», debe su nombre a la ciudad de Santiago de Compostela, un lugar emblemático y espiritualmente importante en España debido a su conexión con el apóstol Santiago y el Camino de Santiago. Aunque su origen exacto es motivo de debate, se cree que la receta de esta tarta ha sido transmitida de generación en generación durante siglos, siendo un plato emblemático en las celebraciones religiosas y festivas de la región.
Características Distintivas
Esta tarta se destaca por su sencillez y su irresistible sabor. Su base es una mezcla de almendras molidas, azúcar y huevo, que se combina para formar una masa húmeda y suave. Uno de los rasgos más distintivos es su exterior espolvoreado con azúcar glas en forma de la icónica Cruz de Santiago, que se logra utilizando una plantilla de la cruz o simplemente espolvoreando el azúcar con cuidado.
El sabor de la Tarta de Santiago es un homenaje a las almendras, una cosecha abundante en la región. Su textura es densa y húmeda, y su sabor es una mezcla equilibrada de almendras dulces y cítricas, a menudo realzada con una pizca de canela. La tarta es conocida por ser sin gluten, lo que la hace apta para personas con sensibilidad o intolerancia al gluten.
Preparación Tradicional
La preparación de la Tarta de Santiago sigue siendo fiel a sus raíces centenarias. Para hacer una tarta clásica, se mezclan almendras molidas, azúcar y huevo hasta formar una masa homogénea. Esta masa se vierte en un molde redondo previamente engrasado y se hornea hasta que esté dorada y cocida en el centro. Una vez que la tarta se enfría, se coloca una plantilla de la Cruz de Santiago en la parte superior y se espolvorea con azúcar glas, creando un contraste visual y un símbolo distintivo en la superficie.
De acuerdo a lo que señalan diversos medios de comunicación y portales especializados de España hay medidas precisas para su elaboración; «la Tarta de Santiago entró en el registro de Indicación Geográfica Protegida el 3 de marzo de 2006, donde se especifican todas las características de la receta original. La auténtica receta de la tarta de Santiago se compone de almendras, azúcar y huevos y no lleva harina, excepto en el caso de la tarta forrada (una variante con base de hojaldre o masa brisa). La almendra debe representar al menos un 33% del peso de la tarta y debe ser de una de estas variedades mediterráneas: «Comuna», «Mallorca», «Marcona», «Mollar», «Largueta» o «Planeta». El azúcar también debe suponer como mínimo un 33% del peso de la tarta y los huevos un 25%. Además, la tarta de Santiago se puede aromatizar con algunos ingredientes como ralladura de limón, orujo, vino dulce, brandy, canela…».
Un Postre que Une Tradición e Innovación
Aunque la Tarta de Santiago se basa en una receta centenaria, los chefs y amantes de la gastronomía han explorado variaciones creativas para darle un giro contemporáneo. Algunas versiones incorporan ingredientes como naranja, limón o incluso chocolate para añadir nuevos matices de sabor. Sin embargo, la esencia de la tarta siempre permanece arraigada en la mezcla de almendras y la tradicional cruz de azúcar en la parte superior.
La Tarta de Santiago es más que un postre; es una ventana a la historia y la cultura de Galicia y de toda España. Su rica tradición y su sabor inconfundible la convierten en una joya culinaria que perdurará en el tiempo.
Fuentes:
Hogarmanía
Bon Viveur
La Flor de Galicia
