En el vasto mundo de la gastronomía global, pocos platillos logran conjugar la elegancia y la simplicidad con tanta maestría como los exquisitos macarrones franceses.
Estas pequeñas delicias de bordes redondeados, conocidas por su exterior crujiente y su relleno suave, son mucho más que meros bocados; son verdaderas obras de arte comestibles que han cautivado los paladares de los gourmets de todo el mundo desde hace ya mucho tiempo. En este reportaje, nos sumergiremos en el fascinante universo de los macarrones, explorando sus orígenes, características distintivas y la amplia variedad de sabores que ofrecen.
Orígenes: De Venecia a París
Contrario a lo que su nombre podría sugerir, los macarrones no son originarios de Francia, sino que tienen sus raíces en Italia. De acuerdo a diversas fuentes, por ejemplo el diccionario Larousse Gastronomique, el macaron francés proviene del maccherone italiano, o del macarone veneciano, que significa pasta fina o finamente machacada. Se cree que fueron introducidos por primera vez en el país por la reina Catalina de Médici en el siglo XVI, cuando se casó con Enrique II.
Sin embargo, fue en Francia donde estos pequeños manjares alcanzaron su máxima expresión y se consolidaron como una especialidad distintiva de la pastelería francesa. «El Renacimiento marcó el advenimiento del macarrón francés. El Macaron de Amiens, el Macaron de Joyeuse, el Macaron de Saint-Emilion, el Macaron de Nancy, a lo largo de los siglos, las recetas se multiplicaron por todo el país», señala el portal Sortir a Paris.
Y en el siglo 19° se produce una nueva evolución en esta elaborada galleta rellena; «Es una casa de repostería fundada en 1862 por el molinero Louis-Ernest Ladurée con sede en París, Francia. Es conocida como la inventora del macaron doble, donde se venden unas 15.000 unidades cada día. Se considera que los macarons de esta casa siguen contándose entre los mejores y es a partir de ahí donde como he mencionado anteriormente, se crearon los macarons actuales con dos cúpulas o conchas, colores y rellenos diferentes», relata el portal del Grupo Glacé.
Características Distintivas: Un Baile de Texturas y Sabores
Los macarrones franceses se caracterizan por su textura única, una danza perfecta entre lo crujiente y lo suave. La cubierta exterior, conocida como «pied», es delicadamente crujiente, creando una experiencia sensorial única en cada mordisco. La parte interna, compuesta por dos mitades que se fusionan alrededor de un relleno suave, puede variar en sabor y consistencia.
La base de los macarrones es una mezcla de almendras en polvo y azúcar glas, que se combina con claras de huevo. La mezcla es cuidadosamente batida hasta lograr una textura firme y brillante. La creación de la «pied» perfecta es un arte en sí misma, requiriendo habilidad y paciencia por parte del pastelero.
Variedades: Colores y Sabores que Despiertan los Sentidos
La paleta de colores y sabores de los macarrones es tan amplia como la creatividad de los chefs que los preparan. Desde los clásicos como chocolate, vainilla y fresa, hasta opciones más exóticas como lichi, lavanda y pistacho, los macarrones son un lienzo culinario donde se plasman los sabores más extravagantes.
En muchas pastelerías, la presentación es tan importante como el sabor. Los macarrones se exhiben en elegantes cajas y bandejas, destacando la diversidad de colores y formas que invitan a los amantes de la pastelería a deleitarse con estas pequeñas joyas comestibles. ¿Dónde probarlos en Chile? Un buen exponente de este producto es Pastelería Francesa, ubicada en Las Condes, Huechuraba y Vitacura.
Fuentes:
Grupo Glasé
Sortir a Paris
Pastelería Francesa