En Chile ya se anuncia la etapa de levantamientos de cuarentenas y confinamientos y eso trae aparejado la activación de costumbres, medidas y ajustes que generarán una nueva panadería.
Primero, es muy necesario destacar la participación de panaderos artesanales y pequeños emprendedores para encontrar soluciones destinadas a reducir la exposición de su personal de ventas: limitación del número de clientes en los locales, marcas en el suelo, vidrio protector en las cajas, reducción en el contacto humano cuando se manipulan productos y, a no olvidarlo, la implementación de delivery y de venta online de sus productos.
Rara vez nuestro rubro ha sido tan rápido en implementar nuevas prácticas, prueba que la urgencia nos hace ir más allá de la inercia habitual bien conocida en la panadería artesanal, sin embargo este trance, dejado por el coronavirus y el confinamiento al que nos ha visto expuesto trae desafíos aún mayores.
«La panadería atraviesa un período de crisis. El volumen de negocios ha bajado. Un panadero que logra mantener su rotación ya es bueno. Con la crisis, todos están ahorrando y el pan está cayendo en todas partes. Los industriales están en declive y la panadería artesanal se resiste, pero se estanca. Es una profesión bastante antigua y costosa de liquidar. No está claro cómo será el futuro. La canasta promedio se ha reducido, la gente está mirando lo que está gastando. El panadero cuyo volumen de negocios está disminuyendo debe saber cómo cuestionarse a sí mismo, hacerse la pregunta sobre la situación de su negocio o sobre la calidad». Francis Cotte, presidente de la Federación de Sindicatos de Panadería y Pastelería de Isère, Francia.
Porque la apertura de las ciudades es un futuro algo incierto. No solo por el comportamiento de los consumidores, que sabemos seguirán necesitando un alimento básico como lo es el pan. Muchos panaderos tienen multitud de preguntas en sus cabezas, enfrentando varias situaciones que ponen en duda incluso su actividad futura. No son pocos los que han tenido que lidiar con deserciones masivas dentro de sus equipos, ya sea por razones de cuidado infantil o simplemente por el deseo de algunos de preservar su salud.
También está la dolorosa situación de despedir personal, a menudo muy calificado. Luego están las dudas acerca si podrán afrontar gastos complejos en sus locales; instalación de barreras, limitación del número de clientes en el área de ventas, protección del personal, protocolos de atención y los insumos que vienen asociados a esas nuevas reglas y normas y la limitación o incluso cese de manejo de dinero.
En última instancia, todo esto nos llama a volver a lo básico, al hornear como en otros lugares. Como algunos han señalado correctamente, habrá un antes y un después: esta crisis sin precedentes puede ser una fuente de creatividad y quizá una fundación para escribir una historia diferente. Debemos aprovecharlo ahora y aprovechar, para aquellos que se quedan en casa, este tiempo suspendido para extender nuestro pensamiento más allá del horizonte cercano y, finalmente, unirnos para crear un proyecto común real.
Fuentes :
www.painrisien.com www.ledauphine.com www.petitbleu.fr