Desde hace un largo tiempo el mundo de los servicios en el mundo cambia de manera vertiginosa cambia de manera permanente, la velocidad es tan rápida que no nos dimos cuenta de cómo nuestras propuestas gastronómicas, culinarias, tecnológicas, de estructura e infraestructura en Chile se fueron quedando sin recursos frente a la realidad, nuestro mundo gastronómico quedo inmovilizado frente a esta pandemia mundial a diferencia de otros países. Que sin duda están transitando en otras propuestas, otras innovaciones, otros desarrollos.
Lo primero que nos hizo, fue ver de sopetón, dos cosas: que junto con lo evidente que es ganar plata y beneficiar a nuestros negocios vinculados a la gastronomía con un modelo de servicio un poco agotado de gestión. Nunca nos ocupamos de mantener al día la conexión con el devenir global, estuvimos muy lejanos de la realidad que vinieron de otros países que son productores de turismo y gastronomía y que la reacción frente a esta pandemia fue rápida y organizada.
Lo segundo, declaramos casi todos los días que estamos en constante trabajo de mejora, sin embargo, no lo practicamos. En nuestro negocio la reflexión y decisión respecto de invertir en las personas que integran nuestros negocios en torno a nuevos conocimientos gastronómicos, las tendencias actuales, la moda estacional, las políticas, los desafíos de reconversión, los jóvenes referentes, etc. Es una promesa muy vaga. Para que lo anterior se cumpla, debe ser una preocupación y ocupación permanente.
La oportunidad ya pasó, el momento en el que nos encontramos es sin duda aun difícil, ya no podemos poner en práctica nuevas formas y metodologías más eficaces respecto de nuestra oferta, y con esto aminorar el daño operacional, evitar la disminución de las dotaciones e improvisar nuevos procesos.
Todavía queda tiempo para que esto pase, debemos cuidar nuestros recursos, nuestras personas y nuestra salud.