Vivir y trabajar sustentablemente se volvió un tema muy importante que sin duda nos concierne a todos, incluyendo por supuesto también al mundo de la panadería.
Entre todos los esfuerzos por cuidar al medio ambiente surgió una expresión que se convirtió en un símbolo vergonzoso de nuestra generación; “Food Waste” o desperdicio de Alimentos. Aun si todos sabemos que existe, parece que nos cuesta hablar sobre este tema, pero los números muestran claramente que es un tema grave y urgente. A nivel mundial son alrededor de mil millones de toneladas de alimentos, las que cada año terminan en la basura. Esta cifra equivale a casi el 20% de toda la comida que producimos. Sin duda es preocupante, considerando la cantidad de recursos naturales desperdiciados, pero aún es más vergonzoso pensando en la hambruna que afecta a más de 700 millones de personas alrededor del mundo.
Las preguntas acerca del cómo hemos llegado a un estilo de vida que parece no preocuparse por el origen, camino y finalmente desperdicio de nuestros alimentos son frecuentes, lamentablemente a menudo buscando la culpa por todo lado en lugar de comenzar en nuestro patio propio, sea en tu negocio o en la vida privada. Son discusiones que me recuerdan mucho a la pregunta famosa: ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? O en este caso: ¿Quién tiene la culpa; la industria que ofrece alimentos en abundancia, o los consumidores que lo piden? Personalmente pienso que esta pregunta y pelea es innecesaria y solo evita que realmente cambiemos algo, ya que incluso las estadísticas muestran que el desperdicio existe en todas las etapas de nuestra comida, desde el cultivo, pasando por la producción, hasta el consumo.
Como en toda lucha por mejorar la sustentabilidad, surgen cada vez más soluciones innovadoras que, sin duda, son necesarias. Sin embargo, de vez en cuando es útil volver a nuestras raíces, especialmente cuando hablamos de desperdicio alimentario. Si no cambiamos nuestra forma de pensar y de valorar la producción, venta, compra y, finalmente, el consumo de alimentos, todos estos proyectos innovadores, que se enfocan en mejorar los procesos, se convertirán en simples gotas de agua sobre una piedra caliente, evaporándose en la nada.
Es indispensable que volvamos a respetar nuestra comida, entendiendo que tener cada día un pan fresco en la mesa no es algo que se pueda dar por sentado. Esto no significa que no podamos disfrutar de nuestra comida o que tengamos que prescindir de ella, sino que seamos más conscientes al elaborarla, comprarla y consumirla y sobre todo que tratemos de no desperdiciarla.
Por supuesto hay muchas formas y caminos para mejorar la sustentabilidad, y les prometo que voy a abordar este tema en futuras columnas. Pero por esta vez quiero enfocarme en el valor y respeto por nuestros alimentos, convencido que es el fundamento para todos los intentos de cambiar y bajar los números preocupantes del Food Waste. Una forma de mejorar un mundo en el que todos podemos, o mejor dicho, debemos participar, tanto profesionales como consumidores. Es una forma que no tiene costo, pero sin duda un gran impacto.
Creciendo en una panadería y fiel al lema: “NO HAY PAN DURO… PERO ES DURO SI NO HAY PAN”. Aprendí desde muy pequeño a respetar y valorar a los alimentos, a no desperdiciar nada y por supuesto nunca botar pan. Tal vez les sorprenda de una familia panadera, pero quedarnos con los sobrantes era normal para nosotros, obligados de crear platos deliciosos con mucha creatividad y amor por el pan.
Alrededor del mundo existen innumerables recetas que emplean el pan que ya nadie quiere comer y este hecho no es en absoluto algo nuevo, ya que fueron muy comunes durante generaciones. Muchas de ellas aun las conocemos como “recetas de las abuelas”, pero lamentablemente e injustamente también son llamadas y vistas a menudo como comida de pobres. Por supuesto muchas de estas recetas nacieron por necesidad, en tiempos con escasez de alimentos y por gente que fueron obligadas de aprovechar cada trozo de pan hasta su máximo. Pero volviendo a la actualidad: ¿Es pobre respetar nuestros alimentos, es pobre preocuparse por el medio ambiente, es pobre de ser agradecido por todo lo que tenemos, es pobre pensar en toda la gente de este mundo que no tienen tanta suerte? ¡Honestamente creo que es vergonzoso no hacerlo!
Mientras que muchos de los esfuerzos actuales para bajar el desperdicio de alimentos se enfocan en obligar a los personas de cambiar su forma de producir y consumir, pienso que es mucho más importante y sin duda más eficiente convencer a través de inspirar. Como profesionales lo veo como nuestro deber el de enseñar siendo un buen ejemplo. Mostrar a los consumidores no solo como almacenar el pan y mantenerlo fresco para más tiempo, sino también como usar los sobrantes de pan que inevitablemente van a quedar y nunca deberían terminar en la basura. Sopa de Pan, Pudin de Pan, Ensalada de Pan, Gratín de Pan y Estofada de Pan son solo algunos de estos platos deliciosos. No tienen nada de pobre, al contrario; aparte de ser nutritivos y saludables nos abren un mundo de creatividad sin límites. Como profesionales no solo podemos enseñar e inspirar, también podemos apoyar. No es un secreto que también en las panaderías a menudo quedan algunos panes en los estantes, ¿por qué no ofrecer estos sobrantes de pan a un precio justo, junto a recetas e inspiraciones para preparar en casa algunos de estos platos deliciosos y creativos?
Los invito a todos, panaderos y consumidores, a acompañarme en un viaje creativo y muy rico, reviviendo juntos a estas recetas clásicas para mostrar a todo el mundo que cuidar al medio ambiente y bajar el Food Waste no es pobre ni aburrido. Síganme en las recetas de www.redbakery.cl o en mis redes sociales @simonreinle, con una serie de recetas bajo la lema “No hay pan duro…. es duro si no hay Pan” lista para disfrutarla y compartirla con todo el mundo, y por supuesto también con espacio para todas las recetas e inspiraciones de ustedes.