Chocolatería Dinkenesh… ¡Es Maravillosa!

Y por varias razones: manifiesta y exhibe un alto valor de oficio en cada punto de su gestión productiva, en la faceta creativa, en la vinculación con la sociedad civil y en lo comunicacional.

Y los exquisitos resultados que se logran en la conjunción de todos estos nobles ingredientes palpables e intangibles son una maravilla. Y no es para nada casual, porque «Dinkenesh» significa «eres maravillosa”. Es una bella palabra del idioma amárico, la lengua oficial de Etiopía. Además de ser un nombre femenino, es también el nombre de esta chocolatería artesanal única ubicada en la comuna de La Reina en la Región Metropolitana, reconocida por su certificación con perspectiva de género y por mil acciones más, como el ser pioneras en el reciclaje, en la certificación “Carbono Neutral”, en la reforestación y en la cooperación con organizaciones deportivas entre otros loables intereses. Ellas son Chocolates Dinkenesh. Hoy entrevistamos a su dueña y artífice, Renate Dockendorf Aguilera.

¿Qué te inspiró a crear una chocolatería artesanal?

La idea de crear una chocolatería surgió en mí a una edad temprana, alrededor de los quince años. Fue una respuesta a mi experiencia como hija de dos médicos muy dedicados a su trabajo, en un Chile donde las comunicaciones no eran como las conocemos hoy. Crecimos mis hermanas y yo con una sensación de soledad. Para enfrentar esa situación emocional, decidí que quería trabajar desde casa y estar presente en la crianza de mis hijos. Además, la chocolatería siempre me conectó profundamente, con ese sabor, ese ingrediente, ese producto que me fascinaba desde pequeña. Recuerdo que, cuando tenía unos seis o siete años, jugaba con mi casita de muñecas, que pronto se transformó en un restaurante donde ofrecía juguitos con Tigretón. Creaba combos promocionales que costaban 100 pesos y los vendía a cualquiera que entrara a nuestra casa: el jardinero, los colegas médicos de mis padres, o incluso personas que pasaban por la vereda.

¿Cuál fue el punto de inflexión más significativo que has enfrentado al combinar un negocio artesanal con un enfoque de género?

Creo que el desafío más grande llegó después de diez años de trayectoria con Dinkenesh. Al principio trabajaba con hombres, y uno de ellos, que fue mi mano derecha durante varios años, comenzó a robar productos, dinero y materias primas. Fue una de las mujeres de mi equipo, una mujer mayor que siempre me había cuidado, quien me hizo notar la situación. Ese momento fue clave, porque comprendí que entre las mujeres existe un sentimiento de sororidad que no se da con los hombres. Fue entonces cuando decidí trabajar exclusivamente con mujeres. La sororidad nos une, ya que todas compartimos experiencias similares, y la maternidad es una vivencia transversal que nos conecta.

¿Notas que tus clientes valoran el enfoque ético y de género de tu chocolatería? Dicho de otra forma; ¿Cómo comunicas estos valores a tu público?

Sí, creo que nuestros clientes valoran nuestro enfoque ético, medioambiental y de género, aunque al principio no era tan evidente. Cuando empezamos hace más de dos décadas, era un compromiso personal el tomar decisiones conscientes sobre cómo impactaban nuestras acciones en el entorno, el medioambiente y las generaciones futuras.
Esta visión tiene mucho que ver con mi relación con la naturaleza. Desde pequeña, salía mucho al aire libre, y durante mi juventud practiqué montañismo, lo que me llevó a experimentar una comunión profunda con la montaña. Desde las culturas prehispánicas, la montaña es considerada sagrada, un hábitat ecológico que nos sostiene, no un espacio del que debemos extraer recursos. Esta percepción se fortaleció al ver cómo los glaciares desaparecían, lo que me causó gran dolor, un dolor que siento sigue creciendo en la sociedad. A medida que la evidencia del impacto ambiental se hace más clara, las personas están más dispuestas a reflexionar sobre sus propios hábitos de consumo. Es importante preguntarnos cuánta presión estamos ejerciendo sobre el ecosistema en nuestra vida cotidiana.

¿Cuál es tu enfoque para mantener la autenticidad en tus productos?

El desarrollo de los productos está muy relacionado con mis procesos emocionales internos. Mis fases más creativas están conectadas con mi madurez interior. A veces, por ejemplo, en períodos más tristes, no surgen nuevos desarrollos o creaciones, mientras que, en momentos más ligeros, cuando me encuentro en un lugar más positivo y puedo verme desde una perspectiva de mayor belleza, la creatividad aparece con más fuerza. Lo hermoso de esto es que, con veintiún años de trayectoria, esos dos ciclos son parte de mi proceso. En los momentos más difíciles, con más trabajo y responsabilidades, los productos y sabores que ya existen mantienen viva la empresa, dándole coherencia interna y externa.

Luego, cuando llega una fase más luminosa y creativa, más conectada con mi parte femenina, diferentes aspectos de mí ser pueden expresarse. Es en esos momentos cuando surgen nuevos productos que refrescan nuestra oferta, nuestras propuestas de valor y los sabores, tanto para nuestros clientes como para nosotras mismas. Desarrollar un producto es algo muy hermoso y profundamente satisfactorio.

«¿Sabías que el relleno de nuestros bombones se caracteriza por estar elaborados con frutas de América Latina? Te sorprenderás de la explosión de color sabor y aroma de nuestro maracuyá, mango chirimoya, lúcuma, frambuesa, coco ¡y mucho más! En Dinkenesh siempre buscamos que tu experiencia de sabor y atención sea coherente con el planeta, nuestra casa común. Te esperamos en nuestra tienda física y virtual».
Instagram de Chocolatería Dinkenesh

¿Hablemos de los Ingredientes seleccionados?

Creo que la elección de los ingredientes está muy ligada a la riqueza de América Latina, que es un gran supermercado agrícola para el mundo. Desde muy temprano, en mi caso, hubo una conciencia profunda sobre los sabores que nos ofrece el campo y la diversidad climática de Chile. Siempre he valorado mucho el sabor y el aroma de los ingredientes, desde los pescados y las plantas hasta las frutas y los vegetales. Todo eso siempre me ha fascinado.

En cuanto a la calidad, tengo una tendencia a ser escéptica respecto al sistema actual, y creo firmemente que «menos es más». Para mí, los ingredientes más simples son, generalmente, los mejores. En este sentido, mi convicción ha crecido al ver cómo la industria alimentaria ha alterado tanto los ingredientes y las formulaciones a lo largo de las décadas. Por eso, elegir productos orgánicos siempre que sea posible es una forma de volver a un proceso más natural, como se hacía antes. Eso es lo que trato de reflejar en la selección de ingredientes para Dinkenesh.

¿Cuáles son los productos más solicitados por los clientes?

Los bombones rellenos son, sin duda, los más solicitados, y me siento muy orgullosa de ellos. Estos bombones están profundamente inspirados en la riqueza de América Latina. Siento un gran orgullo por ser chilena, y aunque mi nombre pueda sonar anglosajón, estoy muy conectada con mi linaje. América Latina es un continente único, diverso, con una riqueza de sabores, aromas, y culturas, que ha sido una fuente de inspiración constante en Dinkenesh. Buscamos que el color en nuestros productos sea un reflejo interno, algo que se vea al partir un bombón, y no tanto un color superficial. En nuestra propuesta, equilibramos lo que podría ser el toque masculino y femenino, integrando arte y naturalidad en cada creación.

¿Qué aspectos de la experiencia del cliente consideras más importantes en tu chocolatería?

Considero fundamental que las necesidades de nuestros clientes, especialmente las emocionales, sean reconocidas. Por ejemplo, es diferente la relación con el cliente que visita nuestra tienda: alguien que poco a poco se convierte en un cercano, quizás en un amigo. Es una conexión donde llegamos a conocer su nombre, su historia, incluso a su familia; vemos a sus hijos crecer, compartimos sonrisas y, a veces, lágrimas. Hay un vínculo profundamente humano con ese cliente que entra a la tienda.

Por otro lado, está el cliente más distante, como las pequeñas tiendas a las que abastecemos, aquellas que suelen ser orgánicas, bio, ecológicas y están alineadas con nuestra filosofía. En estos casos, tratamos con compradores que, a su vez, llegan al cliente final. Aunque existe un interés mutuo y buscamos soluciones en conjunto, la relación es menos personal comparada con la cercanía que tenemos con quienes llegan directamente a la tienda.
Finalmente, están los clientes corporativos. Con ellos se crea un vínculo especial, casi afectivo. En nuestra experiencia, muchos de ellos celebran el crecimiento de Dinkenesh y valoran tener un proveedor como nosotras: con valores sólidos, un estilo definido y un enfoque honesto y auténtico que genera confianza. Además, creo que con este tipo de clientes corporativos se desarrolla una admiración mutua y una sinergia positiva que enriquece ambas partes.

«En estos tiempos de rapidez celebró el devenir orgánico de Dinkenesh. 21 años, creciendo de manera consciente y reflexiva, habitando los valores que la sustentan… maternidad, sustentabilidad, ser femenino… y viendo resultados hermosos en todas las que habitamos Dinkenesh. Alguna de nosotras compró su casa, otra se ha formado en pastelería, otra más en terapias alternativas y así vidas reales con sustento, Agradecemos que tú seas parte de este proyecto al valorar nuestros productos, su calidad y sabores, porque sin ustedes este trayecto no habría sido posible».
Renate Dockendorf, creadora de Chocolatería Dinkenesh

¿Qué consejo darías a otras mujeres o personas interesadas en emprender con un enfoque similar al de tu chocolatería?

Mi consejo es que el emprendimiento no solo debe verse como la respuesta a una necesidad del mercado. Puede ser también un camino de sanación personal, de reconocimiento de tus propios dolores, de crecimiento y reflexión. Las empresas crecen cuando la persona que las lidera puede sostener emocionalmente su biografía, cuando se siente sólida en su propia historia. Emprender no es fácil, la perseverancia es fundamental, pero también lo es la reflexión profunda sobre lo que estamos creando.

¿Qué metas tienes para el futuro de tu chocolatería?

Este año hemos diseñado un plan y un calendario con metas claras, siendo la primera cumplir con todo lo que nos hemos propuesto. Es un objetivo bonito y ambicioso, influido tanto por las fechas importantes que vivimos en el país como, en un nivel más personal, por mi propia biografía. Está profundamente marcado por el destete de uno de mis hijos y el florecimiento o «ruptura de cascarón» del otro. Todo esto, en esencia, se transforma en nuevas energías y posibilidades para mí, permitiéndome abrazar plenamente esta etapa de ser una mujer joven y madura a la vez. Es un momento en el que reconozco las experiencias vitales que me definen como mujer, con un deseo profundo de expresar un femenino que se manifieste tanto en el mundo tangible como en el inconsciente.

Por ahora, le decimos «hasta pronto» a Renate y su chocolatería, no sin antes recomendar a quienes nos leen explorar su catálogo, porque cada creación es un reflejo de talento, calidad y un toque de «joyería». Un ejemplo: los bombones pesan solo 10 gramos, y su relleno, entre 5 y 6 gramos. «Todo es pequeñito, muy hermoso, muy preciado. Esa frase de ‘menos es más’ se cumple completamente», concluye Renate al despedirse.

Presencia Online;
@chocolateria_dinkenesh

Sitio Web
www.dinkenesh.cl

Dirección:
Fernando Castillo Velasco, 6850, La Reina.

Teléfonos:
23339 2327
+569 9837 6434

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