El aumento de peso y sus riesgos metabólicos y cardiovasculares a menudo comienzan durante la infancia y la adolescencia. En el escenario actual esto debe ser vigilado en casa.
En los últimos cincuenta años, los dramáticos cambios mundiales en el entorno relacionados con la conducta alimentaria y la actividad física han llevado a la conocida epidemia de obesidad, que conjuntamente con el actual escenario del Coronavirus y sus restricciones de desplazamiento y reunión forman una fórmula peligrosa, para adultos, niños y adolescentes, porque el sedentarismo sube.
Estudiar el desarrollo de las conductas alimentarias puede ser particularmente importante para comprender el impacto de un entorno obesigénico. Comer cuando no tiene hambre se ha vuelto común, alentado por climas de ansiedad, alimentos procesados de bajo costo, fácilmente accesibles, altamente sabrosos y con alta densidad energética; tamaño de porción aumentado; anuncios de comida omnipresentes; y la tendencia, que afortunadamente está desapareciendo, de asociar comer con otros tipos de placeres, es decir, juguetes como regalos asociados con la comida.
Estas señales externas, que promueven comer incluso inmediatamente después de una comida, pueden contrarrestar las señales internas que inhiben el comportamiento alimentario y regulan la saciedad. A pesar de las muchas señales ambientales que estimulan el comer en exceso, algunas personas exhiben comportamientos alimenticios que evitan el consumo excesivo, lo que sugiere diferencias interindividuales en los mecanismos reguladores de la alimentación.
La web española 20 Minutos nos recomienda; «Para quien haya notado estos días algunos de estos signos, es recomendable seguir una serie de consejos para tratar de controlarse antes, durante y después de comer: Lo primer es preguntarse si realmente es lo que quieres, observar las emociones en ese momento y darse un tiempo para reducir esa emoción para llevar a cabo una ingesta más consciente. Antes de comer lo primero que se antoje, hay que tratar de sustituirlo por un alimento más saludable. En caso de no elegir esa alternativa más saludable, lo que hay que hacer es tratar de disfrutar lo que se va a comer, sin sentimiento de culpabilidad«.
Respecto a la población más joven, el comer hasta pasar de la saciedad, ha sido muchas veces considerado el factor responsable de los crecientes problemas de obesidad entre los niños pequeños. Al respecto algunos investigadores de la Universidad de Michigan entregaron los resultados de uno de sus estudios, donde 209 madres de bajos recursos les pidieron a sus hijos que ayunaran por una hora, para que luego se comieran una porción contundente de alimentos.
El estudio realizado entre pequeños en edades entre 21, 27 y 33 meses demostró que aquellos niños que prefirieron consumir alimentos dulces, aumentaron su grasa corporal considerablemente en relación a quienes prefirieron los alimentos salados. En general los estudios respecto a preferencias alimentarias pasado el nivel de saciedad entre menores de tres años son escasos, de ahí la importancia de esta información.
Terminamos este artículo con las recomendaciones generales del portal NatGeo en Español; «Si tienes hijos, dosifica la cantidad de ingesta de azúcar y no termines comiéndote sus golosinas. Estar en casa 24 horas del día hace que seamos todavía más sedentarios. Es por esta razón que es importante que dediques al menos 30 minutos al día a moverte. Procura despertar y dormir con los mismos horarios todos los días. Esto ayuda a que tus hormonas de hambre, saciedad y estrés no se desestabilicen. Estar en casa, durante la cuarentena, puede hacerte perder la noción del tiempo, cuida tus horarios de desayuno, comida y cena. Sepáralos 100% del home office”.
Fuentes :
www.ncbi.nlm.nih.gov www.foodnavigator.com www.pediatrics.aappublications.org www.ngenespanol.com