Tendencia avanza en varios países. En Chile el Servicio de Impuestos Internos (SII) publicó una circular que amplía el alcance del impuesto específico a algunos productos altos en azúcares.
El impuesto al azúcar es una medida fiscal que se aplica en varios países con el objetivo de desincentivar el consumo de productos con alto contenido de este endulzante, especialmente aquellos relacionados con problemas de salud pública como la obesidad, la diabetes y otras enfermedades crónicas no transmisibles. «Los países europeos están siendo pioneros a la hora de imponer políticas públicas con el fin de reducir el consumo de alimentos azucarados o ultraprocesados e incentivar el consumo de alimentos más saludables», señaló hace unos días atrás el portal español Xataka, país que recientemente ha implementado este impuesto a algunos productos azucarados.
Hace cuestión de unas semanas atrás este tema fue polémica en nuestro país. El presidente de Alimentos y Bebidas Chile (AB) declaró que este rubro lamenta que por la vía administrativa y no legislativa se pretenda aplicar un impuesto a productos que hoy no están gravados, como es el caso de las bebidas isotónicas, hipotónicas y los néctares.
Esta carga impositiva puede aplicarse de diferentes maneras:
Impuesto sobre bebidas azucaradas: Es una de las formas más comunes de impuesto al azúcar. Se aplica a bebidas que contienen azúcares añadidos, como refrescos, jugos de frutas con azúcares añadidos, bebidas energéticas y bebidas deportivas.
Impuesto sobre alimentos procesados con alto contenido de azúcar: Algunos países han ampliado el alcance del impuesto al azúcar para incluir alimentos procesados que contienen altos niveles de azúcar añadido, como cereales para el desayuno, postres, dulces y alimentos preparados.
Impuesto basado en el contenido de azúcar: En lugar de gravar el producto en sí, este enfoque aplica el impuesto en función del contenido de azúcar en el alimento. Por ejemplo, se podría establecer un impuesto escalonado donde los productos con un contenido de azúcar más alto pagan más impuestos que aquellos con menos azúcar.
Algunos países que han implementado impuestos al azúcar incluyen México, Reino Unido, Francia, Noruega, Finlandia, Portugal, Hungría, Sudáfrica y varias ciudades en Estados Unidos. Los resultados de estas políticas varían, pero algunos estudios sugieren que los impuestos pueden reducir el consumo de bebidas azucaradas y, en algunos casos, generar ingresos que pueden destinarse a programas de salud pública o educación nutricional. Sin embargo, también hay críticas y preocupaciones sobre la efectividad, la equidad y los posibles efectos negativos en la industria alimentaria y los consumidores de bajos ingresos.
Fuentes:
Xataka
Diario Financiero
EMOL