En este reporte revisaremos una estrategia de expansión para cafeterías y restaurantes que está marcando tendencia en los actuales mercados convulsionados, que buscan propuestas ágiles.
Las fuentes consultadas describen así este concepto; «White label» es un término en inglés que podría traducirse como «marca blanca» o, más claramente, «sin marca». Esto significa que son productos creados por una empresa especializada y vendidos como un modelo estándar, sin logotipo, adaptable a diferentes negocios». En el dinámico mercado alimentario, este concepto —que históricamente se encuentra ligado al retail— está encontrando nuevas formas de expresión en el canal HORECA, específicamente en cafeterías y restaurantes que comienzan a incorporar esta estrategia con el objetivo de renovar su oferta, consolidar la identidad de marca y el generar nuevas fuentes de ingresos.
Del lineal al servicio: evolución de la marca blanca
Tradicionalmente, las marcas blancas en el rubro alimenticio han sido catalogadas por los mercados como alternativas sustitutivas de las marcas originales, a menor costo y con un trabajo de branding muy básico en muchos casos. En los últimos años esta percepción se ha modificado y han experimentado una notoria transformación, alcanzando identidad propia, narrativa e incluso uniéndose a valores asociados a la sostenibilidad o la trazabilidad. Este cambio de paradigma ha nivelado el camino para que restaurantes y cafeterías adopten la lógica de la marca blanca en su propio ecosistema.
Ya no se trata únicamente de ofrecer una experiencia de consumo en el punto de venta, sino de ampliar la presencia de marca a través de productos exclusivos, pensados para disfrutar en el hogar, como regalo o apuntando a la fidelización.
Marca blanca como extensión de la experiencia gastronómica
Desde cafés de especialidad empaquetados con el sello del local hasta líneas de galletas artesanales, pasteles, mermeladas o merchandising culinario, los productos de marca blanca implementados por cafeterías y restaurantes permiten a los consumidores llevar consigo una parte de la experiencia vivida. Este fenómeno transforma al establecimiento gastronómico en marca multisensorial y multiplataforma, capaz de dialogar con sus audiencias más allá del espacio físico. Además de posicionar la marca en el día a día del consumidor, esta estrategia permite capitalizar su lealtad y proyectar una imagen más robusta frente a la competencia.
Curaduría, coherencia y propuesta de valor
Para que la marca blanca sea exitosa en el ámbito gastronómico, debe ser vista no como una línea paralela, sino como una prolongación coherente del concepto del negocio. La curaduría de productos —tanto en su formulación como en su packaging— debe reflejar la estética, valores y promesa de marca del local.
Así, una cafetería con enfoque sostenible puede lanzar una línea de cafés de origen certificado y vasos reutilizables con diseño exclusivo, mientras que un restaurante mediterráneo de autor puede introducir aceites infusionados o sales gourmet bajo su propio sello.
Finalmente destacaremos uno de los puntos negativos de esta propuesta. Así lo detalla el portal especializado Shopify: «Como sabemos, cuando se acude a un acuerdo de white label o marca blanca no se tiene la posibilidad de modificar los productos. Estos deben quedar intactos y sólo puede modificarse la presentación para adecuarla a la identidad de la marca que va a comercializarlos. En conclusión, los productos de marca blanca o soluciones «white label» son útiles para empresas que o bien no disponen del tiempo o los recursos para desarrollar productos propios, y que además buscan un ingreso veloz en el mercado, con productos de calidad probada».