Ley de Etiquetado: Una Década de investigación

Por 10 años continuos un equipo de científicos de Chile ha estudiado la Influencia de las políticas de salud pública en el comportamiento alimentario de las personas. Revisemos resultados.

Se trata de un estudio del tipo cohorte (se sigue a un grupo específico de personas) a través del cual investigadores chilenos hallaron que, al cumplirse diez años se seguimiento científico del comportamiento de los consumidores con respecto a los alimentos procesados incluidos en la ley de etiquetado de alimentos, un tercio de los adultos mejoró sus hábitos alimenticios, especialmente mujeres con alta educación y problemas de salud.

La muestra incluyó 2.608 adultos entre 35 y 70 años reclutados entre 2006 y 2009 y seguidos en promedio durante 10,8 años. La dieta se midió utilizando un Cuestionario de Frecuencia de Alimentos validado, al momento de reclutamiento del participante en la cohorte, entre junio de 2006 y octubre de 2009, y después de diez años de seguimiento, entre marzo de 2018 y octubre de 2019. Se calculó el Índice Alternativo de Alimentación Saludable modificado (mAHEI) para determinar la calidad de la dieta de los participantes. Además, se midieron otras variables sociodemográficas y de salud.

La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) ha seguido con atención esta propuesta de etiquetado alimenticio chileno, que ha sido “exportado” con disimiles resultados a países de la región. Ellos señalan; “Chile presenta uno de los índices más altos de obesidad y sobrepeso en el mundo, con un 78% de personas adultas en 2022, en comparación con un 60% a nivel mundial y un 67% en el continente americano, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fue en este contexto que este país puso en marcha la Ley 20.606 Sobre Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad, proceso que comenzó a principios de la década de 2000. La primera propuesta de ley fue presentada en 2006 y despertó fuertes resistencias en la industria productora de alimentos. Por ello, fue necesario un largo proceso de consultas con todas las partes interesadas para que todos los implicados pudieran negociar. El proyecto recorrió un largo camino, se discutió durante varios años, y finalmente en 2012 fue adoptado”.

Y esto subraya la necesidad de seguir mejorando el modelo. La nutricionista y académica del Departamento de Nutrición y Dietética de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Concepción, Elisa Capurro Jerez, propuso ampliar el etiquetado para incluir advertencias sobre otros ingredientes, como edulcorantes no calóricos y alérgenos, aspectos que ya se están revisando en el Congreso. “Nos dimos cuenta que con esta ley hubo un aumento en la formulación de alimentos con mayor cantidad de edulcorantes no calóricos, y también se ha visto que esto es perjudicial, especialmente para preescolares y escolares. (…) Los alérgenos están en la parte de atrás, en una letra muy pequeñita… sería bastante positivo destacarlo en el envase, adelante, de que este alimento contiene un alérgeno en específico”.

Por el obvio impacto en la salud, la obesidad constituye un gasto importante para el sistema de salud pública en Chile. De acuerdo a diversas fuentes, durante el 2020 la nación debió desembolsar aproximadamente 3.600 millones de dólares en el tratamiento de enfermedades relacionadas con dicha condición, lo que equivalió al 16,13% del presupuesto en salud nacional.

Y la situación debe afrontarse a nivel global, puesto que de acuerdo al Atlas Mundial de Obesidad, para el año 2035 se proyecta un gasto de 13.000 millones de dólares, con un 43% de adultos en situación de obesidad.

Fuentes:
SciELO Chile
Universidad de Concepción
Correo de la UNESCO

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